Muy pero que muy buenos días, emiratíes!!!

Como hombre de negocios internacional que estoy hecho a lo Barney Stinson cuando iba al aeropuerto a ligar, no tengo mucho tiempo de escribir las largas y soporíferas entradas de antes que SÉ que os encantaban a todos. Desde aquí quiero dar las gracias a todos mis fans incondicionales que me escriben cartas animándome a que prosiga con esas ya olvidadas entradas de 10.000 palabras. Que ni eso era suficiente, decían. Menos mal que con una firma en sus operados y voluptuosos pechos les llegaba para dejarlas satisfechas una semana más.

Gracias a estos viajecillos de empresa os puedo dar algunas nociones de conocimientos básicos de Dubái y Emiratos Árabes Unidos por si algún día tiráis para allá. He aquí algunas cosas básicas que he ido aprendiendo de las 3 veces que he estado por allí:

Kandora: vestimenta típica de los locales. Principalmente hombres, aunque las mujeres tienen sus versiones cuando no llevan burka. En el caso de los hombres, como no tienen bragueta ni nada por donde se les asome el pirulín, se remangan desde los pies, se agachan y TODO lo hacen así.

Media jornada: 8 horas de media cuando trabajas en un proyecto y vienes de fuera. Así, de media. Poquita cosa.

Cerveza: esta gente no tiene ni puta idea de beber por aquello de que su Dios se lo prohíbe, así que no tienen Cruzcampo. Además cada cerveza (de medio litro eso sí) vale el módico precio de 45 Dirhams. Haced el cambio, anda.

Shisha: aquí sí la saben hacer y como hay un tío dando vueltas con carbón CARBÓN y no la mierda de pastillas esas que ponen en el Bribón de Paseo Colón, la cachimba te dura dos horas fácil. En España quedamos para tomar un cafelito y charlar. Aquí la peña queda para fumarse cada uno una cachimba y charlar. Cada uno. Una cachimba de un metro y medio de alto. La OMS está orgullosa de los emiratíes.

Lamborgini Diablo: los franceses nacen con un pan bajo el brazo. Los políticos españoles con una cuenta en Suiza. A los emiratíes les dan las llaves de un jodido Lamborgini Diablo y un sueldo de por vida que no veré yo en mi puta vida.

Matrículas: en la cultura local, la ostentación del dinero y tu posición social está a la orden del día. Como el Lamborgini Diablo de turno no es suficiente para que el de al lado sepa lo podrido de dinero que estás, porque el de al lado ya tiene uno y allí se fabrican en serie, necesitas tener algo más que destaque en tu buga. Así que decides comprarte una matrícula con un número chulo o exclusivo, así bajito, porque ese número lo vas a tener TÚ y nadie más, y en función del número de matrícula el hombre de al lado va a saber el número de camellos que podrías darle por llevarte a su mujer a casa. En el mercado de matrículas se llegan a pagar millones de euros por un número de una cifra. Millones. MI – LLO – NES. Una prueba:

http://www.elespanol.com/motor/coches/20161109/169483527_0.html

Pasos de cebra: existir existen, pero si pensaba que en Italia tenías que jugarte la vida para cruzar por uno sin semáforo confiando en que el toscano de turno me perdonase la vida y parase, en Dubái he llegado a rezar mirando a La Meca antes de cruzar. Eso sí que es inmolarse y lo demás son tonterías.

Masaje tailandés: muy a la orden del día en el país. Yo me di uno el último día, que me lo merecía. El final feliz está incluido en el precio. Digooo

Persil o برسيل: mi marca de detergente. Nada machista.

Manguerita del baño:

Esto de que llegas al baño y como de primeras no hay escobilla piensas «vale, la manguerita esta que tienen en el lado derecho del váter es el sustituto pa quitar las zurraspillas». Pero te da por hablar con la peña de allí y te dice que no hombre, que analice el por qué los árabes consideran la mano izquierda la mano impura…y es porque básicamente sustituyen el papel higiénico por un chorrito de agua generado por la mano derecha, mientras la otra…

¡Feliz desayuno a todos!