Muy pero que muy buenas tardes!!!

El lunes 4 de julio antes de dejar la casa de Matosinhos, Manel me prepara una bolsita con víveres para el camino. Si es que normal que se haya casado con Sofía… con mi música en el móvil, conduzco el Samara hacia el norte y dejo el coche en el centro de Braga. Famosa por inventar una conocida ropa interior femenina y pseudo-bufanda, Braga es una ciudad que aunque no fuera lo que más me gustó ni de Portugal ni del viaje en general, no estaba nada mal. Era pequeñita y la vi en un par de horas: la Iglesia de Lapa, los Jardines de la Avenida Central y la Plaza de la República, la Basílica dos Congregados, el Palacio do Raio, la Iglesia de San Marcos, la Iglesia de Santa Cruz, la Capilla dos Coimbras, la Sé de Braga, el Arco da Porta Nova y la tienda oficial del Sporting de Braga.

Tranquilos, suena a mucho pero qué va, está todo cerca. Ah, ¿que por qué lo de la tienda del Sporting? Porque CIERTA PERSONA no para de pedir bufandas y así no hay quien viaje tranquilo. Lo que pasa que yo andaba buscando una cosa que había visto en las típicas webs de “qué ver en Braga en 2 horas si va usted haciendo un tour solo en su coche camino de Galicia” y no lo encontraba por ninguna parte. Tirando de los datos del móvil de empr…digo del personal, doy con la tecla: lo que estaba buscando está a las afueras de la ciudad, en un monte. Así que me tomo un pingado (vamos como un cortao en español), saco el coche y GPS que te crió.

En menos de 15 minutos me planto en un párking para coches en la parte baja del Santuario del Bom Jesus do Monte. Este sitio sí que es recomendable acercarse para quien vaya y tenga ocasión. El mismo tiempo que tardas en visitar lo más importante de Braga lo puedes pasar sin duda en este remanso de paz.

Os contaría con gusto la historia del monje budista que llegó a Braga y viendo que era una ciudad pecaminosa se refugió en un Monte a las afueras y mientras observaba la ciudad desde lo alto tuvo una iluminación, se volvió católico, llamó a sus amigos budistas y zaska, en 3 días tenían hecho el Santuario, pero realmente no me informaron del origen en su momento y lo anterior está sacado de elmundotoday, así que creo que igual es un poco falso. Lo que no es falso es que nadie debería asustarse por la subida andando al Santuario. Aquí el menda sin tener ni pajolera idea cogió un billete de ida y vuelta de un elevador bastante antiguo que te sube y baja cada vez que le da la real gana al conductor, así que nada, tuve que esperar a que al colega le saliera de ahí darle al botoncito, tó pa descubrir luego que para gente atlética, deportista y en plena forma como yo aquello es coser y cantar. Una vez arriba, solamente puedo decir que la panorámica es increíble, que la escalinata de estatuas de enfrente del Santuario es una maravilla, y que puede que exista una tradición que sea bajar las escaleras del tramo de la Fe con los ojos cerrados y solamente guiado por la voz de tu acompañante, porque cuando terminé el paseo y bajaba para el coche (esta vez sí, a pie) vi a dos corredores que estaban terminando su entrenamiento así.

Con un pelín más de zen en mi haber, conduzco ya de vuelta a España y paro en Tui, con la suerte de haberme valido un depósito lleno desde Badajoz hasta la frontera de Galicia con Portugal. En Tui lo primero que hago es comer, cómo no, que además acabo de perder una hora en el paso de la frontera (careciendo total y absolutamente de lógica) y son las 4 de la tarde, hermano. Elijo un menú en el primer sitio que encuentro que seguro me da un sueño atroz nada recomendable para lo que me queda de viaje hasta Coruña, pero que recién aterrizado en Galicia es impepinable: zorza y tercio de Estrella de Galicia.

La cosa hoy va de rollo zen porque Tui es un pueblecito que da al río Miño y con calles que parece que te va a salir una Meiga en cualquier momento. En vez de Meigas, por suerte lo que hay es mucha paz, silencio y de vez en cuando algún que otro caminante perdido con mochila grande, palo y una concha colgando de éste. Están locos por aquí. Tras dar un buen paseo que me bajase el aliño de la zorza y tomarme un café en un sitio del centro ideado para los peregrinos, enfilo para Coruña.

Allí me espera una señora que es mi querida abuela que con sus 88 años (creo) está como una rosa. Ojalá haya heredado sus genes Y NO LOS QUE VAN DE MOMENTO: que si mucho pelo, que si mucho sudor, que si hipertensión ocular, que si pies planos de nacimiento, que si…que si feo en general, coño. EN FIN, algún día seré conocido por ganarle en juicio a sus padres por la herencia recibida (la genética, la otra cuando me llegue ese veneno indetectable en una autopsia…digooo). De momento, me consolaré con cenar en la primera noche caldo gallego y queso de tetilla. Bof, qué maravilla Madre Santa del Amor Hermoso y de mi corazón bendito…algo me dice que aunque no sea hereditario voy a volver a Sevilla multiplicado por 3.