La semana pasada intentaba relatar al más puro estilo Sin noticias de Gurb cómo es una semana normal, a grandes rasgos, en mi querida Madrid. Aunque es cierto que reflejé bastante mejor (y más graciosamente) en esta otra entrada con el mismo estilo la realidad de una experiencia vivida, al contar mi llegada a Italia, creo que más o menos me aproximé bastante a lo que quería: una vorágine de trabajo, tareas varias del día a día (y eso que no estoy casado ni con hijos), gimnasio y salidas diurnas y nocturnas los fines de semana hasta que me aguantan la cartera, los amigos y el hígado.
Lo que no quise expresar tan tajantemente es una realidad intrínseca detrás de todo lo relatado y que sufrimos muchos de los de mi generación de manera no sólo frecuente, sino socialmente aceptada e incluso aplaudida por muchos. Por si no sabéis de lo que hablo aún, paso a relatarlo con ejemplos:
Sujeto L.M.N. Doble licenciada con media alta y a curso por año. Erasmus en Irlanda. Comienza a trabajar en Andalucía, nada más salir de la carrera, en una conocida empresa internacional, de mucho prestigio, y que cierto político ha tenido a bien a hacerla aún más famosa al confundir su nombre en algún debate televisado. Entre semana, su horario laboral comienza aproximadamente a las 9 de la mañana. Y acaba…bueno, literalmente no acaba. En su empresa no comparten la filosofía del trabajo por horas, y aquellas que se echen de más obviamente no son pagadas. No porque la ley lo permita, sino porque si no te da tiempo a acabarlas en tu horario es tu problema, y las horas echadas de más son parte de tu cumplimiento de objetivos y finalización de proyectos y tareas. Claro que habiendo entrado a las 9 de la mañana en la oficina y salir, de media, a las 10 de la noche, igual demuestra 2 cosas: o nuestro querido sujeto de estudio es tela de torpe y tarda el triple en hacerlo todo, o la carga de trabajo para una sola persona es desmesurada. Si además le sumamos que de manera regular a esta persona muchos fines de semana le toca trabajar, igual la cosa ya se pasa de castaño oscuro.
Sujeto P.S.D. Doble licenciado con media de sobresaliente y muchas MUCHAS matrículas de honor en su haber. Erasmus en Irlanda. Máster en Bruselas. ¿Idiomas? Unos cuantos. Trabajador en Madrid de un prestigioso despacho de abogados español que rima con «Lucía». Su jornada laboral entre semana, de media, va desde las 9-9:30 de la mañana hasta las…23 de la noche. Si hay picos de trabajo, no es extraño que salga a las 2 o 3 de la mañana. Y al día siguiente nada de día libre o entrar más tarde. Como estándar en su sector, ve normal que un día del fin de semana se trabaje.
El último sujeto de estudio, llamémosle S.C.V. Doble licenciado. Erasmus y año de Máster en Italia. 3 idiomas. Trabajador en una prestigiosa compañía española multinacional de construcción y energías renovables. Aunque no venía siendo lo normal, últimamente ve normal lo de echar de media 12 horas en la oficina cada día, así como que llegue el fin de semana o día festivo de turno y trabajar desde casa, o lo que es peor, que llegue un PUTO JUEVES DONDE LE HAN INVITADO A UNA FIESTA CON TODA LA COMIDA Y BEBIDA INCLUIDA Y LLENO DE MUJERES JÓVENES ABOGADAS TAMBIÉN INCLUIDAS Y QUE NO PUEDA IR PORQUE SE TIENE QUE IR A CASA A TERMINAR UN PUTO CONTRATO QUE TIENE QUE ENVIAR AL DÍA SIGUIENTE Y NO LE DA LA VIDA A PESAR DE TERMINAR ACOSTÁNDOSE A LAS 1:30 DE LA MAÑANA.
Muchos de los que estéis leyendo esto seréis de los que lo sufren en persona, y os estaréis riendo pensando «y todo eso puede ser aún peor». De los que lo léeis y no os lo créeis, siento deciros una cosa: esto es una realidad, ocurre en vuestro país, y le ocurre a numerosos jóvenes (y no tan jóvenes) bien preparados. Ni siquiera he mencionado el salario de los jóvenes de arriba porque me parece anecdótico teniendo en cuenta los relatos. Tenemos jornadas que en horas nada tienen que envidiar a los esclavos que hace milenios se dedicaban a construir Pirámides en Egipto, no se nos pagan las horas extras, pero eso es lo estándar, lo normal y hasta lo loable en la empresa privada de este país.
Además, a estos ejemplos se les podrían sumar miles de otros, igualmente espeluznantes en una sociedad occidental supuestamente desarrollada y del primer mundo como la nuestra. Y según algunos, en la Champions League de la economía europea. Un ejemplo como el de, pongamos, C.C.V. Química. Un Erasmus en Bélgica. 2 Másters. Y que, tras años sin tener un sueldo digno, y minguneada por todas las empresas por las que ha pasado, ha decidido estudiar unas oposiciones ante la perspectiva nefasta de la empresa privada en esta nuestra alabada por muchos España.
Así que amigos, la próxima vez que alguien os venga hablando de brotes verdes, o defendiendo la labor de los sindicatos que sólo se manifiestan cuando les rebajan las subvenciones, o defendiendo la Constitución española y que en España se cumplen las leyes, o que este país ha salido ya de la crisis y estamos mucho mejor que hace 6 años, o cualquier memez varia de ese estilo, le dáis una palmadita en la espalda de mi parte y sonreídle lo más irónicamente que podáis. Lo de insultarle no, que en este país está mucho peor visto eso que todo lo demás que os he contado, donde va a parar.
Pues si viera S.C.V. un sitio muy conocido para él…alucinaría. A las 18.00 hay cuatro gatos y una rubia 😉
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Y encima, como diria C.V.L., dando las gracias por tener trabajo y cobrar sueldos de miseria a final de mes. A vuestra generación os ha tocado vivir una época lamentable en muchos aspectos, qué se le va a hacer. Este país lleva unos siglos aciagos.
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