Es viernes 8 de marzo y hace un día precioso. Se ha levantado frío, como viene siendo habitual en las últimas semanas, pero igual de habitual será que al salir de la oficina todos tengamos que destaparnos y ponernos las gafas de sol. Como cada fin de semana, especialmente en lo que va de 2019 con estas temperaturas atípicas para la época del año, pocas excusas va a haber para quedarse en casa pudiendo estar en la calle. A veces pienso que mi vida ahora que rozo los 30 no dista mucho de mi vida cuando tenía 8 años, donde mi único afán era salir a jugar con mis vecinos Sergio y Jaime y mis amigos del colegio Gustavo Adolfo Bécquer de Montequinto (renombrado ahora como «Poetas Andaluces» por aquello de no particularizar, digo yo). Ahora los juegos que practicamos mis amigos y yo son algo diferentes, pero en definitiva buscan el mismo fin: pasar un rato divertido y ser felices.
Con días como los de hoy, decía que pocas excusas hay para quedarse en casa. Pero bueno, parece que algunos no piensan lo mismo. Hace justo un año millones de personas se manifestaron por todo el territorio nacional, a pesar de que era jueves y según recuerdo hacía una mijita más de frío. Este año, siendo viernes y con el calorcito que va a hacer, la calle incita a «la violencia», y que no se me malentienda, que suelo usar esta expresión con mis amigos cada vez que surgen días que claman a llevarte horas en una terraza caña tras caña.
La «violencia» de la que hablo, obviamente, es aquella que saldrá a protestar por una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. Va a hacer un día magnífico para que todos los sectores sociales y, especialmente, todos los partidos políticos, se hubieran puesto de acuerdo en salir a gritar unánimemente un «basta ya» rotundo ante datos y estadísticas de nuestro país que nos golpean tristemente con una realidad clamorosa.
Pero no claro, para qué. Con nuestros queridos amigos de la extrema derecha marcando el paso político a sus colegas de la supuestamente «derecha a secas», no ha sido sorpresa oír cómo ni PP ni VOX van a acudir a las manifestaciones de hoy, en un perfecto ejercicio de escenificar su malestar con la «feminazización» del espectro político. Los datos de desigualdad salarial dan lo mismo, como también lo dan los de violencia machista (perdón tocayo Abascal, violencia intrafamiliar, no vaya a ser que te dé un puto ictus), o las dificultades de acceso a puestos directivos, o la situación vejatoria a la que son expuestas muchas mujeres en muchos países por el simple hecho de ser mujeres, o los micro-machismos, o un largo etcétera que bah, poca importancia tiene. Con políticos así quién quiere verse una película de humor negro, si ya la tiene en los telediarios.
Me da pena que tuviera que ser precisamente mi amada tierra quien comenzara a dar alas, al menos en las instituciones, a estos personajes a los que por desgracia muchos les ríen las gracias y reproducen sus karmas. Pero esto es una democracia, así que ajo y agua. Para combatir esta ola de desinformación y desconocimiento, habrá que leer más. Para luchar contra la intolerancia, más diálogo y apertura de miras. Y para luchar contra el machismo, hay que dar muchos pasos, y uno simbólico que podríamos dar muchas personas hoy es dar un paso en la calle en este día tan precioso que incita a manifestarse, y dar en la cara un educado bofetón con cifras de personas a aquellos que intentan retrotraerse a otro siglo. Para todo lo demás, me gustaría recordar la Tarjeta morada que se le puede sacar a estos individuos.
¡Feliz día a todas!
Muy bien, Santiago. Todo lo que se haga y se escriba para lograr una igualdad real entre hombres y mujeres bienvenido sea.
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