Domingo 8 de mayo.
Por no faltar a la tradición, el día se despierta nublado y amenaza con jodernos nuestras ilusiones de subir al Empire State. No porque no se pueda ver la ciudad estando nublada…bueno, en este caso sí qué coño, es que no se vería nada, porque aquí no tenían nada mejor que hacer que construir todo muy alto y muy espectacular y claro, en cuanto se nubla se quedan los altos de los rascacielos cubiertos. Y para subir y ver las nubes desde arriba ya tenemos el avión de vuelta en 2 días…MIERDA, SÓLO QUEDAN 2 DÍAS.
Pero como las previsiones del tiempo pronostican un cielo despejado a partir del mediodía, decidimos ir dando un paseo por la 5a hasta allí. A falta de misa gospel que no iremos porque no tenemos días, en nuestro paseo hacia el rascacielos más antiguo de la ciudad nos metemos en una episcopaliana. No me preguntéis por qué pero soy el que más tiempo se queda dentro. ¿Estaré imbuido por la palabra del Señor? ¿Estarán consiguiendo los americanos lo que no consiguió mi pobre abuela Juana? Antes de que me entre la paranoia y me dé por empezar a gritar cual poseso «ALELUYA», salgo y camino por la Quinta lo que estos deben llevar 20 minutos mínimo recorriendo. Bueno, no sólo les sobrepaso sino que me da tiempo en el camino a admirar los míticos camiones de helados con musiquita atrapa-niños.
La cosa es que cuando llegamos todos al Empire sigue nublado, así que cada mochuelo a hacer lo que le dé la gana. En mi caso, me acerco a ver el Madison Square Garden y de paso a comprarle una PUTA BUFANDA DE MIERDA AL QUE SIEMPRE LAS ESTÁ PIDIENDO QUE ES MÁS PESAO QUE UN YUNQUE Y ME DEBE 700 TRILLONES DE EUROS EN BUFANDAS DEL MUNDO Y QUE ENCIMA TENDRÁ LA POQUÍSIMA VERGÜENZA DE NO ESTAR LEYENDO ESTO Y YO ME CAGO EN SUS CASTAS. Una hora de reloj dando vueltas por Macy’s después (un conocido centro comercial de Nueva York que es como un Corte Inglés pero a lo bestia y bonito y lujoso), y con bufanda en mano, vuelvo al Empire State con estos que ya se ha despejado.
El Empire State pues nada, mucho viento arriba, mucha gente, unas vistas impresionantes y muchas fotos con las que pienso machacaros ipso facto:
Tanto subir y bajar nos da hambre, así que optamos por entrar a cebarnos, POR FIN, en un sitio algo más típico, a lo american style: el Friday’s. «Santi, ¿pero eso no está también en España?» ……a callar, coño. Gracias a gente como Manolita, que ya os presenté, las comidas se hacen más amenas. Que si «Santi pide que bajen el volumen de la música». Que si «Santi yo quiero de este aperitivo, de éste y de aquél otro pero no de éste, y esto que pone aquí qué significa». Pero lo mejor son sus arrebatos espontáneos por intentar hablar como si tuviera el C2 certificado de inglés que ni la Reina Isabel II. Como los litros de cerveza, los aperitivos y los platos principales no son suficientes, mis compañeros de viaje se ríen en la cara del colesterol y optan por pedir postres varios. Pero para compartir, OJO, que estamos a dieta. Y claro, ¿como íbamos a comer 3 postres entre 7 con solamente 3 cucharillas? No preocuparos, para eso está la Manolita: «excuse me. Please…seven…cucharitas«. Shakespeare pega un bote en su tumba al tiempo que dice «joder, ya podría haber usado cucharitas en Romeo y Julieta, fijo que todo habría acabado mejor».
Al terminar de comer cada familia toma su propio camino y yo me voy con mis padres a ver High Line Park. High Line es una antigua línea de ferrocarril elevada, de estas que sólo están en las películas, en Nueva York y en Los Simpsons con el Monorrail. Cuando el ferrocarril se quedó sin circular por allí, se quedaron con unas vías elevadas y abandonadas y dijeron oye chavales, con esto hay que hacer algo. Y la ciudad de Nueva York decidió hacer un parque elevado. Le metieron tierra, suelo, plantaron cositas, construyeron algo de arquitectura rara, pusieron zonas de banquitos y de cafeterías y ea, toma arquitectura moderna y mira qué hipsters que somos.
También te encuentras a este colega. Para más info, High Line Park.
Cuando nos cansamos del bonito paseo entre los edificios (bueno, para ser más exacto, cuando la señora Vázquez Lobo se cansa), bajamos y nos acercamos a Chelsea Market. Este sitio también era un antiguo mercado que han remodelado y ahora es súper-guay súper-cool y súper de todo. Pero ya fuera de coñas, nos encanta. Se puede comer, beber y comprar ropa y otro tipo de productos. ¿Precio?…bueno, nosotros no compramos nada, pero vamos supongo que habrá sitios admisibles.
Antes de volvernos a la zona del hotel, decidimos darle un poco de envidia a mi pobre hermana, por si no le estuviéramos dando ya, y nos acercamos a las calles donde vive Carrie Bradshaw y Sarah Jessica Parker. Ambas son la misma persona y una tercera a la vez, oséase, mi hermana. El barrio del Village/Chelsea o cual sea éste, ya de paso, es la leche de bonito, con sus casitas bajas típicas de escaleras, ventanales, barrio tranquilo…y con un restaurante de Sevilla, es decir, lo tiene todo.
Como me sobra día, es una hora buena y soy el único al que le queda por hacerlo, decido subir solo al Top of the Rock. Se llama así porque está en el Rockefeller Center y es una terraza con varios niveles. También entraba en la CityPass y sus vistas tanto a Central Park como a Manhattan con el Empire State merecen muchísimo la pena (porque claro, las vistas desde el Empire State muy bonitas…pero no se ve el Empire State. Cuestión de física, llamadme loco). Siento decirle al resto de mis compañeros que elijo la mejor hora y triunfo como los chichos, porque veo atardecer sobre Manhattan y también encenderse las luces de la ciudad que nunca duerme. Hablando de dormir, me voy que mañana toca ir a Washington, ¡vamos! ¡Por mi cumple! 😀
Envidia yo???ANDA YA!!!Si me pongo cualquier peli y ya estoy allí!!!jajajajajajaja!!!Además, con tus posts parece como si yo también hubiera ido!!Por cierto, cuando hables con Carrie dile que todavía estoy esperando los «Manolos» que me prometió!;)
Me gustaLe gusta a 1 persona