Siena

Dándolo todo: parte de Siena XXXV

e$tE cOrReO e$tA tO kAr$aO kAbE$a

El lunes por la tarde termino mi último día de estudio antes del fatídico examen. Luis Palencia y yo nos reunimos en su casa a hacer problemas. Básicamente el proceso cronológico fue el siguiente:
Tema 1. «Empezamos, venga. Luis, cada uno intenta hacer un ejercicio y después lo corregimos juntos. Empecemos por uno facilillo, para calentar motores.» 5 minutos más tarde. «Todo correcto, nos ha salido igual, pero era demasiado fácil, vamos a coger otro más difícil». 10 minutos más tarde. «Vale vale, lo tenemos bien. Sigamos». Nivel de motivación: +10
Tema 2. «Venga, hagamos ese ejercicio». 10 minutos más tarde. «Bueno, a mí no me sale. Vamos a ver el que viene resuelto que es igual con otros datos.» 5 minutos más tarde. «Vale, bien, tranquilo, nos ha salido al final. Casi mejor no hacemos de este tema ninguno más, pasamos al siguiente». Nivel de motivación: +8
Tema 3. «A ver qué tal ese problema». 15 minutos más tarde. «Estooo…¿y los datos? ¿Cuáles son? ¿Qué significa cada número? Bueno, tranquilidad, vamos a ver los ejercicios del tema». 10 minutos más tarde. «No te sale, ¿no? A mí tampoco…bueno, esto podía pasar. Vamos a ver los siguientes temas a ver qué tal…» Nivel de motivación: +6
Tema 4. «Bueno a ver qué pasa con éste…» 1 minuto más tarde. «Tío, no entiendo nada.» 1 minuto más tarde. «Al releerlo es peor, vamos a dejarlo, pasamos al siguiente tema a ver qué nos encontramos.» Nivel de motivación: +2
Tema 5. «Este tema era difícil, verás los problemas…» 10 segundos más tarde. «No sé ni lo que me piden. Abortar misión». Nivel demotivación: 0
[…Algunos temas después…]
Tema 15. «Ostia qué bajón. No nos ha salido ningún ejercicio desde hace 2 horas. A ver en este capítulo…» 10 milésimas de segundo después. «Demasiado largo el enunciado, seguro que no pone uno así. Es más, seguro que de este tema no pone nada. Paso». Nivel demotivación: -10
Tema 16. «Bueno, vamos a hacer alguno de éste…» «Pero espera Santi, este tema no había que estudiarlo» «¿Cómo?» «Sí sí, este tema el profesor lo eliminó del temario, ¿no te acuerdas?» «Me cago en…» Nivel de motivación: -84965106
Así llega la noche y totalmente destruido psicológicamente voy para casa. Podría no dormir y bajarme los tratados filosóficos de Platón, Descartes y Marx para ver si juntos consigo construir una nueva teoría de la existencia que me haga ver la llamada Verdad Absoluta y poder hacer así el maldito examen de mañana. Pero la Ley Sinde me ronda la cabeza y mi conciencia me dice que descargar esos archivos estaría violando la propiedad intelectual y por hacerlo debería pagar a los familiares de cada autor 200 millones de euros por lo menos.
En un intento desesperado por aprobar me levanto muy temprano y repaso todas las fórmulas. En realidad es una tontería porque al lado mía se va a sentar Luis que me consta se ha construido un diccionario entero de ellas. Salgo de casa portando conmigo el material para después del examen: sombrero, hielos y cervezas. Total, que llegamos al examen. Nos sentamos. Nos entrega el profesor el examen. Y empieza la fiesta. El examen es básicamente una broma en la que cada vez que el profesor sale del aula (seguramente a terminar defumarse uno de sus puros) toda la clase empieza a mirarse y a hacerse preguntas. El nivel de dificultad es tan elevado que las preguntas no son «cómo se hace este ejercicio» ó «qué te da a ti este problema». Sino «por qué elegimos esta carrera», «cuál es el sentido de la vida» ó «qué le hemos hecho a este profesor que se jubila para que nos ponga cosas así». Para que os hagáis una idea de lo que venía a ser el examen, 4 datos:
1) Los italianos, aún sabiendo que nosotros éramos Erasmus y sabríamos menos que nadie, nos preguntaban cómo hacer los problemas.
2) Ni Luis (con chuletas incluidas) ni yo, aún llegando a saber las fórmulas que había que aplicar a cada problema, éramos capaces de hacer nada.
3) Sólo aprobaron 9 personas de 2 aulas llenas de gente que se presentaba al examen.
4) Yo, alumno modelo donde los haya y que gracias a mi extraordinaria inteligencia pude darle la mano al Príncipe, no estoy en esa lista.
Luis y yo salimos indignadísimos del examen. Sabíamos que esto podía pasar, pero al menos queríamos que al salir el día nos sonriera con buen tiempo para estar toda la tarde tirados al sol de la Piazza sin hacer nada. Pero ni por esas, está medio lloviendo. De todas formas, las ganas de hacer el ganso no se nos quitan y nos plantamos en la mensa con nuestros sombreros de Cerdeña calados. Esa tarde nos acercamos a la facultad porque increíblemente el profesor ha dicho que estarán corregidos. Es un poco sospechoso, eran muchos exámenes, mucho desarrollo de problemas, ¿y aún así los va a tener corregidos ya? Luis se ve que tiene un brote de esperanza. «Tío, hemos sido dos de las 6 personas que han ido a clase todo el curso y encima los únicos Erasmus que han hecho acto de presencia. Este tío se jubila y ya no da más clase. Ha corregido rápido y seguramente no tenga ganas de tener que esperar al 5 de julio para hacer más exámenes y quiera aprovechar ya su jubilación. Hemos sido los únicos que llevaban el manual a clase y encima cuando ha pedido hacer ejercicios voluntariamente los hemos hecho y entregado. ¿Cómo no nos va a aprobar?» Pero como ya os he dicho, ni Luis ni yo estábamos en la lista. Ni ninguno de los otros Erasmus ni unos 100 italianos más. Incluso uno de los españoles sale de su despacho cuando llegamos. Nos cuenta que ha hablado con él, diciéndole que es la única asignatura que le queda de la carrera, que si puede hacer un trabajo y entregárselo en lugar del examen, que si no le puede poner solamente un 5 raspao, que sabe poco italiano y le cuesta comprender los ejercicios, que ha tenido problemas familiares por España y no ha podido estudiar mucho…todo es mentira evidentemente, pero aunque no lo fuera tampoco hubiera aprobado al chaval.
Aunque no tengamos nada que celebrar, Víctor, Luis y yo nos vamos a la plaza a tumbarnos al sol con unas cervezas. Me cogen de primo para que haga numerosas llamadas de broma a la gente que yo, como buen andaluz, realizo con orgullo. El día avanza y nos cambiamos desitio solamente para admirar a una de las americanas de intercambio que está sentada en la plaza leyendo y escuchando música sola y tranquila. Un día es un día y empezamos a comentar que sería bastante interesante sentarnos al lado de ella a darle conversación. Cuando estamos a punto de levantarnos se ve que nos ha leído el pensamiento y huye despavorida. Bueno, otro día será. Después de cenar en la mensa (hacía muchísimo tiempo que no hacía las dos comidas allí, cómo se nota que estoy hecho ya un cocinillas) nos cambiamos demanera express en casa y volvemos al centro. Como ha clareado la noche, podemos estar en la Piazza. Echamos nuestro par de horas reglamentario y vamos al Café del Corso donde me echo unas cuantas fotos con mis irlandesas favoritas. Ayyy que voy a echar de menos a Megan y a Aisling…Cuando cierran a las 3 el bar, caemos en la cuenta de lo que hemos cambiado a lo largo del Erasmus. Al principio nos cerraban los sitios a las 3 y la noche acababa. Ahora, no los cierran a esa hora y EMPIEZA la noche. Hoy nuestro «after» particular nos lo ofrece Julia. Cuando llegamos a su casa, una de las desaparecidas de la noche, Henar, está tumbada en su portal durmiendo. Nunca sabremos por qué, pero allí estaba. En fin, a pesar de que están sus compañeras supuestamente estudiando o acostadas, no recuerdo bien qué dijo, nosotros nos plantamos en su enorme salón a decir y hacer tonterías. Por una parte está Julia que saca la cachimba. Por otra Javi que le ha dado un ataque de contar chistes y está que no para. Por otro Patri que no para de decir que qué va a echar de menos estos momentos. Víctor y Feli simulan tener un affair amoroso entre ambos. Y Luis y yo intentamos olvidar cómo nos han cascao pero bien esta mañana. La noche podría haberse quedado ahí, unas cuantas risas, los reglamentarios aplastamientos en el suelo en los que no se sabe cómo pero siempre acabo debajo, y se acabó, cada uno a su casa. PERO NO.
Por un lado está el momento de la mesa y las sillas. Para ello tendríamos que remontarnos al inicio del Erasmus, cuando en una noche de borrachera las compañeras de piso de Julia decidieron amueblarse la casa con una mesa gigante y un grupo de sillas que había dejado la Contrada en la calle por una de las fiestas. Y ya hoy, en junio, nos toca a nosotros que ni pinchamos ni cortamos bajarlas para devolverlas. No sé si lo sabéis, pero la gente de Siena está mu loca, y como nos pillen devolviendo cosas de la Contrada en mitad de la noche a nosotros que encima somos españoles salimos en los telediarios. Intentando hacer el menor ruido posible, pero haciendo mucho, dejamos en un callejón cada uno lo que podemos y salimos por patas. Más tarde, en uno de los mentados «sandwiches» en los que estoy debajo en el sofá suena un «craaaack» y comprobamos acojonados (horrorizados, con un miedo indescriptible, sin palabras, no os imagináis el humor que gasta Julia cuando está enfadada) que el brazo del sofá está ligeramente roto hacia un lado. No sé por qué pero la mayoría de miradas asesinas deella van hacia mí, cuando aquí el que estaba debajo y por tanto menor responsable soy yo. Pero la noche de destrucción no terminó ahí. Víctor había estado tumbado un buen rato en un diván estilo psicólogo que tiene Julia en el salón. Al rato de levantarse, me da por tumbarme a mí. Yo sé que puedo pesar algunos kilillos más que Víctor, pero tanto como para que al incorporarme para levantarme sonase otro «craaaack» y las patas delanteras se doblasen de manera que quedé cayendo hacia delante al suelo, no. Tanto no. Pero pasó. Y la mirada de Julia me mató. Por suerte para mí entre unos cuantos medio arreglamos el desavío y salimos a la calle antes de que a Julia le entrase el instinto asesino y nos matara a todos, a mí el primero. Está amaneciendo y tengo la opción de irme a casa, pero los 15 minutosde caminata se me iban a hacer tan largos que los buenos de los Estepares me acogen en su casa donde ya dormí antaño. Pasando por la Piazza Javi se empieza a encaramar a los pivotes altos de mármol y Patri, creyéndose que es igual de alta, intenta lo mismo sólo que dejándose en ello las costillas. Llego a su casa y caigo tan rendido que apenas me entero que estos dos se ponen a ver una serie, que a Patri le entra un ataque de tos y que por la mañana llega el casero a cobrar.
Es miércoles y Julia nos ha invitado a su casa a hacer un gazpacho manchego (mentira, invitó a unos cuantos y yo me encalomé). Yo pensaba que gazpacho sólo había uno, EL ANDALUZ, pero mira, lo bueno y auténtico se suele copiar. A pesar de que Javi cuando dejo su casa me reitera que hemos quedado a las 2 y media en casa de Julia y que me de prisa, pasando por casa y todo llego el segundo y Javi el último hora y media después. Por el camino me he cruzado recién levantado con Noelia. Le digo que me he quedado a dormir en casa de estos dos, a lo que me dice «ah es verdad, llevas la misma ropa de ayer, tienes una cara horrorosa y vas hecho una mierda». Es un auténtico placer encontrarte a esta chica recién levantado, te sube el ánimo de una manera…En fin, que el gazpacho que hace Julia estaba de toma pan y moja, a pesar de que no entraba en mis cabales que un gazpacho fuera caliente. Lo que sí está como Dios manda es el jamón que traen los Estepares…joooooder. Como estamos hasta arriba la mejor manera de bajar la comida es con un café en el Porrione. Allí me entero de una historia digna de mención en mis correos. Hace unos cuantos meses estuvo por aquí un amigo de Javi y Patri llamado Jose, amigo al que catalogaron como mi supuesto «gemelo», no tanto por el parecido físico sino por forma de ser y vestir (palabras de Patri). Total, que la parejita madrileña me cuenta como este Jose una noche saliendo por Madrid conoció a una chica. Empezaron a hablar y bueno, se ve que la cosa iba bien y esta chica le invitó a ir a su casa (TRANQUILOS, LA HISTORIA ES PARA TODOS LOS PÚBLICOS). Cuando Jose va y le pregunta por dónde vive ella responde que por «Santo Domingo». Se ve que aquello era el nombre de una plaza muy cercana y cuando se montan en el Taxi el tío estaba pensando «vaya como lo he triunfao esta noche». Pero cuando ella dice, «Santo Domingo, Algete» y mentalmente este chico reproduce la distancia real pues le sale que Algete está a 40 KILÓMETROS de Madrid. El contador del Taxi marcó unos 60 euros aproximados. Viendo la gracia, Jose se negó a pagar, pero no sólo la mitad de la cuenta sino nada en general, por aquello deque no hubiese sido utilizado como un «transporte a casa». En éstas que la chica sólo llevaba 30 euros encima y el taxista bastante chungo dijo que allí nadie se iba sin que se le pagase. En éstas Jose se queda esperando mientras ella sube a coger más dinero. Como él es como yo y no se puede quedar callao le empieza a contar la historia al taxista de que a la chica la acaba de conocer y que vaya tela y pim pam. Pero al taxista le importa tres pimientos y él sólo quiero su dinero. Pasan unos minutos y baja la susodicha con un bote de cristal lleno demonedas pequeñas y lo abre en el asiento trasero del taxi, desparramando todo. El taxista ya está maldiciendo como nunca y contando contando sólo llegan a 45 euros, pero el conductor tiene ya pocas ganas de discutir y acepta lo que le dan. TOTAL, que suben a casa donde plácidamente está la familia de la chica durmiendo, hecho que hace que no puedan subir normalmente SINO ESCALANDO POR LA VENTANA. La situación podría acabarse ahí conmigo cerrando la historia porque se pasase a algo que no se pueda contar públicamente al menos, PERO NO. Mientras están en el cuarto de ella llaman a la puerta y es la madre. A Jose no se le ocurre otra manera de esconderse que metiéndose debajo de las sábanas como si fuesen mágicas o algo. Evidentemente la madre lo ve y manda a cada uno a dormir a otro cuarto. La chica no se puede estar quieta y vuelve a la carga pero la madre estaría oído avizor y también vuelve diciendo que Jose no se puede quedar esa noche en casa. Como no tiene ganas de romper las reglas porque por ahora la que ha salido es la madre y no tiene ganasde encontrarse con el padre, decide que sí, que se va. Pero claro, está de madrugada a tomar por culo de su casa, sin dinero y sin transporte. ¿Cómo se vuelve? Pues tirando de la chica que por fin tiene un gesto desinteresado y lo lleva a su casa en coche, donde ahora sí y por fin debo correr el telón y dejar la historia ahí. La gran pregunta no es que por qué no podían haber ido antes a su casa que a la de la tía, no. La pregunta es: ¿dónde me vieron el parecido Javi y Patri con este tío? Lo digo porque a mí nunca me suceden estas historias. Ojalá.
Volvemos al transcurso normal de mi vida en Siena. Esa noche después de cenar en la mensa nos posamos en la Piazza donde hay mucha gente pero nosotros somos los únicos que salimos en plan tranqui, como diría mi hermana. De buenas a primeras nos da un ataque bohemio y nos vamos a la basílica dei Servi a dar una vuelta. Gracias a ellos podemos contemplar la mitad del eclipse de luna. Además escuchamos música a lo lejos y subimos hasta el jardín de la mensa de Santa Ágata donde la Contrada de la Tartuca celebra…pues algo, no sabemos el qué. Hay un concierto de música rock en directo muy bueno. También una maqueta que representa la Piazza del Campo sirve de escenario para montar una competición ficticia del Palio. Cada persona compra un boleto y quien haya elegido a la bola ganadora se lleva un queso o un vino. Si se toman así de intensamente esta mierda de juego no me quiero imaginar el día de la carrera. Tornamos a la Piazza donde descubro que los dos murcianos que estudian medicina se acaban de graduar porque han aprobado el último examen de la carrera, y me invitan el viernes a una celebración en el Corso donde han comprado 100 cubatas (sí señor, gente de taco, así me gusta) y que se pase quien quiera. El problema es que el viernes yo tengo una fiesta en mi casa y me quedaré sin invitación a cubatas gratis…Los minutos restantes que estoy en la Piazza los paso con el grupo de inglesas/irlandesas borrachas que están jugando al «yo nunca he…». Escucho burradas como panes y me río bastante sobre todo por la situación de Megan (ayyyy Megan…) traduciéndome cuando no entendía algo del inglés al italiano. Qué grande.
El jueves por la tarde me llama Javi para que vaya al centro a tomarme un café con él y Patri antes de ir a recoger a sus amigos. En el Porrione me quedo una vez más admirando a la camarera. Creo recordar que no os lo conté en su momento, pero es digno de decirlo. Desde que vamos al Porrione el sector masculino no podemos dejar de quedarnos embelesados con la chica del turno de tarde (por la noche también hay, esto es como «Sé lo que hicisteis», una cantera de tías buenas, pero la de la tarde es especial). Aprovechando el idioma no nos cortábamos en decir auténticas burradas delante suya que ningún italiano parlante entendería. Hasta que llegó un día en que por una situación con una paloma que entró en el bar de buenas a primeras me empezó a hablar en un español casi perfecto y a contarme que lo sabía hablar porque había estado de Erasmus en Madrid. BIG EPIC FAIL. Bueno, que estos dos una vez nos tomamos el café se van a recoger a sus amigos a la estación y yo a casita a estudiar un poco. Esa noche me llaman para que vaya a hacer un aperitivo a un bar en el que nunca he estado, pero se ve que los mamones de mis amigos en repetidas ocasiones. GRACIAS MAJOS. Pago una cerveza y me cebo a comida. Conocemos a los amigos de los madrileños y nos vamos todos a la Piazza un rato. Adriano el siciliano sale hoy y me pongo a hablar con una chica italiana que conocí hace ya mucho tiempo y que quería aprender a hablar español. Soy literalmente tonto porque vaya oportunidad he perdido de enseñarle a hablar español a alguien…
El viernes me reúno con una de las chicas del grupo Erasmus para hacer fotocopias de una asignatura que tenemos en común. Después salgo a comprar los abalorios para la fiesta de esta noche. Desde hace un tiempo hemos hablado en mi grupo de hacer una fiesta en casa decada uno con una temática de disfraces, y Víctor y yo aprovechando que no está Alessio hacemos la nuestra con una temática que no podía faltar: FIESTA CANI. O de los kabesas, fiesta choni, kinki, de malotes, gitaneo, bakalas, como queráis llamarlo. En 10 minutos tengo todo lo que necesito: camiseta negra sin mangas apretada, gorra blanca con disposición para ponerse en un ángulo casi recto sobre la cabeza y un colgante con la letra «S» con brillantes. A eso sumadle en casa unos pantalones cortos que dejan enseñar los calzoncillos «Dolce & Gabanna» junto con unos botines Nike. Unos anillos y pendientes simulados con papel de plata. Y un «tatuaje» del símbolo del dólar en la espalda. Así,de Santi paso a ser «eR sAnTi tO wApO».
En mi casa Feli y el Abuelo se han venido antes que nadie y empezamos la fiesta los primeros. Conectamos la web cam y el resultado es que asusto a mi familia y a una amiga de Sevilla de Erasmus en Berlín a la que alegro la tarde. Cenamos unas hamburguesas (fijaros si estábamos metidos en el papel) acompañada de sus correspondientes vasos de ron, whisky o lo que beba cada uno. La gente empieza a venir y ponemos la música de break y Prodigi típica canorra. No bailamos, pegamos botes y gritamos como los canis. No nos hacemos fotos, posamos poniendo morritos y cara de malotes como ellos. Alguien hasta simula la droga y me llenan la mesilla de mi cuarto con rayas blancas. Los amigos de esta gente deben estar flipando. En éstas de repente llaman a la puerta y mi vecina germano-turca denominada Alissa Miyen por Víctor (muy lejos de su nombre original, pero no me preguntéis por qué la bautizó así) entra sin saludar a nadie hasta mi cuarto y pide que bajemos la música que está estudiando. A mí ni me ha saludado porque supongo que no me ha reconocido, por lo que Víctor me pide que al ser el más diplomático vaya a hablar con ella. Allí me planto y políticamente consigo que durante una hora más podamos estar aunque con la música un poco más baja. Santi wins. Cuando la cosa parece que se puede empezar a desfasar bastante porque se empiezan a romper los primeros vasos decidimos echar a la gente. Nos vamos a la Plaza. En el camino me llevo el primer «NO» de la noche. El mamón de Feli me ha convencido para que le gaste una broma a un italiano muy raro y muy friki que se ha encalomao en la fiesta porque vive en la residencia del Abuelo. La broma consiste en aparentar que me gusta el chaval y no parar de darle el coñazo. Llego hasta tal punto de pesadez que camino de la Piazza se para, me coge y me dice «Santi, mi dispiace ma non sono omosessuale». Creo que no necesita traducción. El descojone es tremendo. También se ha encalomado otro que es medio sudamericano, y éste se las trae, porque la camisa que lleva el Abuelo para aparentar ser cani es suya con el detalle de que es una de las camisas favoritas del chaval y se la pone dediario. Descripción: camisa roja con manga corta y un dibujo de un dragón. En el momento en que decidimos entrar en la Piazza hemos renunciado absolutamente a nuestro orgullo. Encima no paro de saludar a gente conocida. Luis Palencia me invita por fin a tomar el famoso invisibile de fragola debido a que viene de ganar el torneo de fútbol organizado por el grupo Erasmus. A mí me habían hablado mucho deese cocktail, pero hasta que no veo cómo lo hacen no caigo en su potencial. Sé que al principio va todo bien: la chica echa sus hielos, un poco de trozos de fresas, las exprime y cuando parece que la cosa no puede ser muy grave coge cuatro botellas de alcohol y las vuelca a la vez en el vaso. Mis gritos se deben oír en toda Siena: ¡pero dónde vas, que me vas a matar!. Lo peor o mejor es que cuando lo llevo por la mitad, Luis Acho Murciano me tira el vaso. Quizá el resto de la noche estaría menos borroso si no fuera porque le di pena y decidió invitarme a otro. Y fijaros que aún así volví a tirar parte del cocktail porque no sé a santo de qué Kike me empezó a perseguir por la plaza. A todo esto, lo de Kike tiene delito. Una de las manías suyas y de Feli es empezar a darme golpes en la cabeza cuando van bolingas, pero a Kike se le va la mano y me pega tal topetazo en la ceja que al día siguiente me levanto con marca e hinchazón incluida. Le digo que podría habérmela hecho al principio de la noche y así hubiera sido aún más cani. Llega el momento de irse y me voy camino de casa precisamente con mi agresor. En la puerta de Via del Porrione 55 Feli sale y nos tira una bolsa de basura. En éstas a lo lejos escucho a dos tíos que se nos acercan a Kike y a mí. Hay cierto momento de nerviosismo porque los dos son los típicos sieneses locos que tienen mucho amor por su Contrada y quieren saber quién les ha ensuciado su calle, pero salimos airosos de la situación. Al fin y al cabo, el karma me lo debía y se apiada de mi otra ceja dejándome sólo la marca de Kike.
El sábado por la tarde después de levantarme en la habitación de Víctor sin saber qué hacía allí voy a tomarme un café y Kike ve su obra. Como compensación me invita a cenar esa noche a su casa que vamos a ir unos cuantos a ver el partido de ascenso del Elche-Granada. Me consta que hoy alguno se tira en la fuente de la Piazza como ayer con los licenciados de medicina. El resto de la serata da para poco más porque ya salimos bastante ayer.
El domingo es un día tranquilo en el que mezclo estudio con un café en el Porrione y la escritura de este correo de Pé a Pá sin saber cómo he llegado a acordarme de todo después de lo larga que ha sido la semana.
¿La foto adjunta? Creo que no hace falta comentarla.

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