Me queda lo que viene siendo un mes aquí…vaya bajona…
El lunes, cuando me levanto para repasar las últimas cosas de Matemáticas, asumo la cruda realidad: «van a aprobar dos personas este examen: tú y tu p___ madre». Antes de salir me doy cuenta de que el diluvio de ayer no fue normal. Al fin y al cabo, iba con paraguas y la camiseta que llevaba se empapó entera. Sin sentido. Cuando llego a la facultad y miro al cielo me digo «bueno, al menos hace un buen día para después celebrar la catástrofe con tus amigos». Efectivamente, cuando me he sentado y la profesora me ha dado la hoja del examen, leo los 5 ejercicios y pienso «menuda broma». Pero para broma es el examen que hago. Me acuerdo de aquella vez que fui a unas Olimpiadas Matemáticas (fíjate qué leches haría yo en eso) en Sevilla y como no me salía un maldito ejercicio me dediqué a contar una historia sobre Platón y la verdad absoluta que el profesor se quedó flipao y me dio la enhorabuena delante de todos los frikis matemáticos que había por allí (SÍ, A MÍ, QUE NO HABÍA HECHO UNA PUTA MIERDA, PERO QUE UNO TIENE CARISMA Y NADA DE HUMILDAD Y SOY EL PUTO AMO Y PUNTO). Pues bueno, digamos que esta vez la resolución que hago de los problemas es más o menos parecida, y si había 5 ejercicios hago 4 y 3 me los invento. ¿Problem? ¿Invention?
Al despertarme a las 3 de la tarde después de haberme dormido una merecida «siesta» posterior al examen, como y me voy al centro donde me espera el Abuelico que está que no hace nada y como le quedan 22 días contados en Siena se apunta a un bombardeo. Además, le veo triste y nostálgico porque eso de que pueda contar los días para irse no mola. Más tarde se nos unen los Estepares a los que les doy mientras tomamos un café la mala noticia de Valentina. Se ve que soy el único que va a llorar por la puñetera coneja, porque allí todo al que se lo digo le entra la risa. Qué cabrones. Murciano y Kike se unen al aperitivo que tomamos en el Porrione. En casa del último me paso a saludar a Adriano que está dándole clases de italiano a los que se presentan este jueves al CILS, un examen de idioma para tener un títulode reconocido prestigio pero que yo pasé de hacer, aparte de porque costaba sólo presentarte 100 y pico euros (y ya me saqué en su día un FIRST Certificate in English de precio similar que sirve pa una mierda porque luego llego a Italia y no me lo reconocen) porque es la ostia dedifícil (no digo más que Adriano, siendo italiano, tiene que leer muchas veces las respuestas a las preguntas porque no las sabe ni él). Hoy hemos quedado todos juntos, como en los viejos tiempos, para ir a cenar a la mensa, y por primera vez en mucho tiempo vamos TODOS, los 18 al completo, los 15 del grupo original de aquellos primeros meses del Erasmus y los 3 palentinos (bueno, para qué engañarnos, los mamones se han ganado un sitio en nuestros corazones y ya somos 18 en el grupo, pero todo sea por honrar el apellido Sedici de Valentina que en paz descanse). Cuando nos hacemos una foto en la mensa todos juntos, Luis me comenta una realidad como una casa, y es que ese tipo de fotos no le gustan un pelo, al fin y al cabo implican lo que implican y es que esto se acaba. La noche se vuelve aún más nostálgica cuando nos vamos todos a la Piazza del Mercato como en aquella primera semana (al menos la primera semana que estuve yo aquí) y nos sentamos a recordar anécdotas pasadas. Mierda NOOOOOOO. Bueno, ya en nuestro jardín de casa, Víctor y yo asistimos a uno de esos momentos mágicos que a un mes de irnos resulta aún más duro de asimilar. Nuestro jardín está lleno de luciérnagas. Y en ese campo tan silencioso mirar como decenas de luces no paran de brillar a tu alrededor es simplemente espectacular.
Martes. 7 de junio. Falta un mes para San Fermín. Alessio se habrá ido esta mañana para Alemania con una resaca cojonuda porque ayer por la noche cuando nos despedimos de él llevaba una carita de la fiesta que le habían montado sus amigos que era un poema. El día es propicio para empezar a estudiar a poquito a poco Finanza Aziendale, el segundo gran reto que tengo en esta carrera por intentar aprobar las máximas posibles en mi Erasmus. Mientras estoy estudiando llegan los 2 hermanos de Víctor, Rafa y Juan Antonio, que vienen de visita unos días. Como por la noche vuelve a jugar España, toca cumplir con la tradición de irnos a casa de Palencia’s a echarnos un par decubatas de ron de sibaritas: vaso ancho, mucho hielo y limón en rodajas. Antes de que termine el partido, una indirecta bastante directa de Alberto y Joe que están estudiando nos invita a abandonar la casa. En la Piazza se nos ponen a hablar unas americanas y los graciosetes demis amigos se ríen de mi acento americano forzado AUNQUE YO AL MENOS HAGO POR HABLAR INGLÉS, EJEM… Los hermanos deVíctor han entrado por la puerta grande y me han dicho que no se saben chistes. Uno de ellos se dedica a preguntarte «de qué quieres el chiste» y en función de lo que le digas te lo construye. Kike se suma a la fiesta porque por su faceta de inventor de chistes tiene que dar el callo y consigue tirarnos al suelo de la risa a todos. Como en el Café del Corso no hay ni el tate, decidimos ir Al Cambio con la mala suertede que está cerrando justo cuando vamos. Vuelta a casa con los Martínez Gómez. Otra vez luciérnagas.
El miércoles al rato de levantarme me llama a mi móvil Emmanuelle, el presidente del Grupo Erasmus. Su llamada no auspicia nada bueno, al fin y al cabo no es que nuestra amistad sea una cosa tremenda, así que algo querrá. Efectivamente. Resulta que mañana hay en la Universidad un discurso del Rector a todos los Erasmus, con cocktail incluido o eso dicen, y al final ponen un vídeo de entrevistas a varios Erasmus contando su experiencia y esas cosas. Y mira tú por donde lo de haber aprendido italiano bastante bien en un año me convierte en un candidato a esas entrevistas. Cojonudo, voy a aparecer diciendo gilipolleces delante de cientos de Erasmus que sólo habrán ido al acto por la invitación a bebida y que tendrán MUCHAS ganas de cachondearse de aquellos que salgan en el vídeo. Pero quién dijo miedo. Así que en un descanso del estudio me dirijo (y encima bajo la lluvia, Emmanuelle me debe ya 2 cubatas mínimo) al Rectorado. Con su iPhone 4 Emmanuelle hace de cámara y otro chaval del grupo Erasmus me hace las preguntas. Son en español y yo debo responder en italiano. Lo típico: cuáles han sido tus momentos más felices del Erasmus, qué ha aportado el Erasmus a tu vida y si a tu vuelta a España te apuntarías al grupo Erasmus de tu Universidad. Cuando termino, Emmanuelle me confirma lo que ya sospechaba: soy el que más ha hablado de todos los entrevistados. Lo dicho, incontinencia verbal. Antes de que caiga el diluvio universal, 2ª parte, llego a casa para seguir estudiando. Esa noche me pasan un juego al Tuenti que puede convertirse en mi perdición como no corte pronto el vicio.
El jueves después de una interesante mañana de estudio voy por la tarde a la famosa presentación del vídeo en el que salgo yo haciendo como que sé italiano. Como la gente está muy dispersa (los Estepares por Madrid, unos cuantos haciendo el examen de italiano, otros estudiando, Víctor en Florencia con sus hermanos), recurro a la persona que siempre se apunta a todo lo que le propongas (bueno, todo todono): EL ABUELO. El abuelo es un hombre (bueno, señor de 26 años pero como he descrito yo a los recién llegados en innumerables ocasiones, «no es la edad lo que hace honor a su nombre, sino su sabiduría, experiencia y saber estar») que como ya he dicho se va en pocos días y que a pesar de tener que estar estos últimos teniendo que empezar su proyecto ha tomado una más que justificable decisión: pasar del tema y aprovechar hasta el final. Yo debería hacer lo mismo y dejar de estudiar el mes que me queda, total, iba a aprobar más o menos lo mismo, especialmente Matemáticas. El tema es así, por lo que le llamo y se anima a venir conmigo al Rectorado. Cuando llegamos al Aula Magna caemos en la cuenta de que este tipo de eventos no está hecho para los Erasmus: por la tarde, sin alcohol, sin música ni fiesta y encima teniendo que aguantar una charla del Rector. Lo que no esperábamos tampoco es que estuviesen los chicos del grupo Erasmus y nosotros 2. Una cosa es que me diese vergüenza que mi vídeo lo viese todo el mundo y otra bien distinta que no lo vea ni el tato. Pero bueno, me quedo dentro del Aula que es muy bonita yo solo (sí, el Abuelo viendo el percal me deja tirado) con los otros. Pasa un rato y menos mal que aparecen las chicas inglesas que no se pierden una. Mientras hablo con Francesca (catalogada anteriormente como la más guarra del Erasmus) descubro que estudia idiomas, concretamente español e italiano, aunque se corrobora con esta información que bebe más que estudia porque ni la he oído hablar español y el menda domina el italiano de lejos mejor que ella. Añade que el año pasado en abril estuvo 3 meses estudiando en León y que de nuevo no hizo otra cosa que salir de fiesta. Como sé que le va a hacer ilusión a cierta persona, lo llamo. «¡Luis (Palencia)! ¿A que no sabes quién estuvo 3 meses el año pasado rondando por cerca de tu ciudad?» Para cuando me quiero dar cuenta ha llegado un poco más de gente, aunque no la suficiente como para llenar la sala así que nos cambian a otra más pequeña. Allí nos da una charla el Rector de la Universidad, el Presidente de la Fundación Montepaschi y la responsable de asuntos exteriores de la Universidad o algo por el estilo, que mira TÚ POR DÓNDE es la que fundó el grupo Erasmus de Siena, QUE MIRA TÚ POR DÓNDE además es mi profesora de «Tutela internazionale dei diritti umani» y se estará preguntando qué bien que este chico tiene tiempo para venir a estas charlas y no a mis clases. En fin, terminada la charla salimos al pasillo donde está preparado un cocktail en el que los españoles que hemos asistido más Víctor y Luis que llegan en el momento justo los mamones arrasamos con el champán y los aperitivos. Cuando no queda nada de provecho entramos de nuevo a ver el famoso vídeo. Digo «ver» literalmente porque oír, lo que se dice oír, no se oyó una mierda. La verdad es que casi hubiera preferido que se oyesen las tonterías que digo sobre que el Erasmus para mí ha sido como la antigua mili española (con su correspondiente explicación sobre que era un servicio militar y tal y cual) porque he aprendido a cocinar, lavar la ropa, planchar…vamos, ser autosuficiente. Digo esto porque en lugar de atender, los 3 minutos que estoy hablando te los pasas mirando lo que destaca mi barba de 3 días la maldita cámara (os juro que yo cuando salí de casa no parecía Homer Simpson).
Como todos somos conscientes que a las horas que son y teniendo la fiesta esta noche no vamos a hacer nada en casa, nos tomamos una cerveza en la Piazza. Después espero en casa de los Palencia a que Víctor pele a un amigo nuestro. En ese tiempo reflexiono sobre lo que abusamos de esa casa: resulta que está Víctor, que no es de allí, pelando a Fran, que tampoco lo es, con la maquinilla de otro en casa totalmente ajena. Al menos limpian los pelos luego. Una vez pasados por casa para asearnos, vestirnos y comer, vamos a la Piazza de San Francesco, lugar improvisado de botellón hoy debido a que la fiesta se hace en mi facultad de Economía, situada en la mentada Plaza. Aquello quedará seguramente hecho un asco y ahora entiendo por qué las fiestas aquí en Italia terminan sobre las 3: para que les de tiempo a recoger todo para que a la mañana siguiente a las 7 el lugar correspondiente esté disponible para, por ejemplo, ir a hacer un examen sin que la suciedad te recuerde que los mamones de tus amigos estuvieron ayer aquí de fiesta mientras tú estudiabas (nótese que el ejemplo no es casual, Joe y Alberto están chapando). Pues comienza la noche. Juan, el hermano de Víctor de los chistes, vuelve a estar on fire. Me coge por banda y se empieza a recorrer todo el botellón presentándose a cualquier ser vivo que sea femenino. El tío no habla italiano y el inglés regular, pero no veas como domina. Qué crack. Menos mal que de Erasmus me tocó el hermano UN POCO (resalto en letras gigantes el POCO) más responsable, con éste no hubiera durao yo en Siena 2 semanas. Después de darse a conocer a todo el mundo entramos todos en el patio de Economía. Aquello está bastante bien: mucha gente y buena música, combinación básica y esencial para cualquier fiesta. En la noche hay de todo, como siempre. Bailes, conocimiento de gente que llevaba todo el Erasmus aquí y no has visto en tu vida, competición de beber cerveza en la que de repente vemos apuntado a Juan el hermano de Víctor en un equipo de gente que ni nosotros conocemos…camino de la Plaza cuando finaliza la fiesta, me encuentro una cartera tirada en el suelo. Empezamos entre todos a desmenuzarla: cada uno coge el dinero que puede y empezamos a indagar después a quién le habíamos robado. Sacamos una tarjeta. Coño, es Erasmus. Joé, y español. Joder, y se llama igual que Kike. Ostia, ¡que es la cartera de Kike! Justo en ese momento recibo una llamada a mi móvil: «golfos, como me falte algo de mi cartera y sobre todo los 20 € que tenía os enteráis». Decidimos reponer lo robado por aquello de que está feo hacerlo con un amigo. Otra llamada «golfos, quiero de vuelta mis 35 €, ¿eh?». Justo antes de verlo la tercera: «golfos que sois unos golfos, que no me falten mis 50 €». Al llegar a casa y comprobar mi calendario se me rompe el corazón: a las 10 de mañana (bueno, de hoy) tengo que estar para ver la nota de Matemáticas. No sólo me voy a tener que joder durmiendo poquísimo sino que encima va a ser un pa ná, porque para la nota que tengo que ver…
Viernes. 5 y pico de la mañana. Recibo una llamada de Kike que se había quedado dando vueltas él solo y va y me llama a mí para contarme que está viendo amanecer. Al parecer acompañó a Noelia a su residencia y de vuelta encontró un banco con pinta de cómodo y se quedó dormido una hora. Cazzo, odio a mis amigos y la forma que tienen de liarse en exámenes. Viernes. 9 y poco de la mañana. Con toda la cara de otro voy a la facultad y por el camino veo una peleilla entre chicos de instituto sin demasiadas consecuencias. En Economía se cumple mi pronóstico: la lista sólo muestra a los aprobados, son sólo 5 contados y no estoy entre ese quinteto ganador. Tal y como veo la nota caigo en la cuenta: no tiene ningún sentido que haya venido, al fin y al cabo no sólo sabía que iba a suspender, sino que la convocatoria de hoy para las 10 era para la revisión y corrección del examen, y teniendo en cuenta lo que ya comenté en el primer párrafo poco había donde rascar. Vuelvo a casa y por el camino, en el mismo sitio de antes, veo todavía a los chavales de instituto, y junto a ellos dos furgones de Carabinieri, un cordón policial, los GEOS y muchos periodistas……vale, igual estoy exagerando, pero es para haceros ver que aquí por una peleilla inocente de instituto se arma un cristo tremendo, ya veis lo tranquilo que tiene que ser esto, en Sevilla a un chaval le dan un sillazo en la cabeza y anda que se va a preocupar nadie. Intento aprovechar al máximo la tarde de estudio con Finanza Aziendale. Comienzo un tema y me quedo mirando una fórmula. Un momento. Eso me suena. ¿Varianza? Tiene que estar equivocado…¿COVARIANZA? No. No puede ser. No. NO. ¡NOOOOOOOOOOO!
ESTADÍSTICA.
OTRA VEZ.
HA VUELTO A MI VIDA. Y ESTA VEZ…LA VENGANZA…SERÁ BÍBLICA.
Superado el shock donde viejos fantasmas vuelven a mi vida, paso la tarde en modo autista y por la noche me animo a dar una pequeña vuelta con Víctor y sus hermanos que ya se van mañana. Comemos unas pizzas en la Piazza y cuando nos reunimos con todos nos acercamos a la Contrada rival de la mía (malditos del Valdimontone…como los odio) que tiene una verbena hoy muy parecida a lo que sería una de pueblo. Su escenario, su orquesta con un tío de 60 años cantando, las viejecillas bailando juntas, niños al lado de los músicos dando por saco, comida, bebida, vamos, una fiesta de pueblo. De vuelta a casa comprobamos que mi querida Nicchio también celebra hoy algo pero nosotros sí a lo grande, con un local lleno de gente joven, música y desfase. Miro a esta gente que también me mira pero antes dequedar convencidos huimos a casa que mañana toca estudiar.
El sábado me despido de los hermanos de Víctor. Reconozco que se les coge cariño a los mamones y son de esos personajes que agradeces haberte encontrado, porque vaya tela. En los descansos del estudio aprovecho para informarme sobre qué se mueve esa noche. Decían que había una fiesta a la afueras en una discoteca con piscina o no sé qué…pero entre que la temperatura no está para tal, que es un lío enterarse de los horarios de autobuses, que tenemos pocas ganas de movernos, etc etc, decidimos quedarnos en Siena. Mientras estoy estudiando, Víctor me abre la puerta y me pone una canción, concretamente ésta:
Sí, todos estamos pensando lo mismo ahora, lo sé, especialmente los hombres. Digamos que esta canción se ha convertido en nuestro buque insignia, y Víctor el mamón sabe el nivel de motivación que implica y me anima a que deje de estudiar y empecemos desde temprano. Ante esto he de decir que quizá tenga que ver que hace un rato me pidió una cerveza de las mías para bebérsela mientras estudiaba. Pero qué tío más cafre, de verdad. El caso es que el mamón ha conseguido su objetivo y dejo los libros. Comienza una ronda de llamadas en la que ponemos esa canción a la gente en cuanto descuelgan el móvil. Da igual que todos estén estudiando, caen en las redes de esa mujer. Víctor sale antes que yo de casa mientras espero a que se termine de hacer la segunda tanda de hielos. Me pongo mi camisa correspondiente porque hemos dicho que TODOS íbamos a llevar camisa, y salgo con el modo motivación ON. En la Piazza ya están desde hace un buen rato Feli, el Abuelo, Kike, Julia y Henar. Hay espectáculo en cancha, porque el Abuelo y Feli ya van finos y son las 8 de la tarde y Kike no ha bebido nada pero tiene una borrachera psicológica. Vamos todos a la mensa a cenar Pizza donde nos surtimos de vasosde plástico y después a la Piazza, donde hay bastante gente como todos los sábados. Pasa el tiempo hasta que llega la hora de movilizarse a algún lado, y como en Al Cambio últimamente hace mucho calor porque ya lo hacía dentro en invierno así que imaginaros en verano, pues nos vamos al Café del Corso, donde todos los Erasmus al completo estamos allí. Sin los hermanos de Víctor de todas formas esto no es lo mismo, no hay nadie que me utilice para presentarnos a todas las mujeres del lugar, especialmente si son extranjeras. Pero bueno, bien nos lo pasamos, para eso no tenemos problemas. Luis Palencia y yo tenemos que aguantar el dantesco espectáculo de que el maldito presidente del grupo Erasmus se ligue otra vez a la diosa irlandesa Megan…la próxima vez le va a hacer el favor a éste de hacer una entrevista para un vídeo EL TATE.
El domingo la jornada de estudio sólo se ve interrumpida por echar ciertos vistazos a los diferentes eventos deportivos, aunque realmente es una mierda de fin de semana: Nadal perdió en cuartos, se cayó Lorenzo, Alonso se salió y a España sub 21 le empataron en el último momento. Chachi. Y el bajón del todo me llega cuando recibo en mi correo la invitación a la fiesta de despedida del grupo Erasmus. Doblemente chachi.
En la foto adjunta, nos podéis ver a los 18 personajes que formamos mi grupo en la mensa de Santa Ágata.