Siena

Dándolo todo: parte de Siena XXXIII

Ya estamos en junio…………y sólo me queda un mes de vida……………..Erasmus, claro………o eso espero……..

El lunes no soy consciente de si debo decir si me he levantado por la mañana muy temprano o por la noche muy tarde, porque son las 4:30 cuando suena el despertador. Lo peor de todo es que en mi cocina, mientras me preparo un café muy cargado, compruebo que los rayos del alba ya están saliendo. ¿A las 4:30??? Pues sí, de hecho a las 5:15 el sol ya ha salido y a las 6 es totalmente de día. Normal que me despierte todos los días tan temprano, con la maldita luz que entra por estas ventanas toscanas sin persianas…en fin, que termino de repasar y voy a la facultad a ver qué me depara el destino con este examen. Por lo pronto, el profesor llega 20 minutos tarde y nos hace entrar a todos en la misma clase. «No pasa nada, Santi, primero estaréis todos aquí para que haga el recuento, avisará de las normas del examen y después iréis saliendo para quedaros individualmente haciendo la prueba oral». El profesor coloca dos sillas delante del escritorio y dice, tan pancho «bueno, ¿habéis establecido un orden? Venga, id saliendo por parejas». Miro riéndome a los lados para buscar las caras demis compañeros. Es una especie de broma, ¿no? Cuando sale la primera pareja y veo que delante del resto de la clase (menos mal que somos unos 10 solamente) hacen su examen oral los nervios aumentan un 200%. Llego al 1000% de nerviosismo cuando encima veo que llega una segunda profesora como ayudante del profesor y que los mamones de mis compañeros italianos rajan más que yo respondiendo a las preguntas, lo cual es difícil porque teniendo en cuenta que suelo contestarlas sin tener ni zorra y para ello tengo que contarle al profesor la historia de como Colón descubrió América, pues podéis haceros una idea. Afortunadamente templo la situación un poco cuando veo que las parejas que van terminando sus exámenes van saliendo de la clase. En estas hago una jugada maestra cuando sólo quedamos 3 y consigo quedarme el último para así no pasar demasiada vergüenza cuando el profesor me pregunte y me quede absolutamente en blanco. Allá que llego yo cuando salen las dos últimas chicas y me llega el turno. El «Santiago Castro» pronunciado por el profesor retumba en mis oídos. Pero bueno, dentro de lo que cabe (porque no es plan de contaros que me preguntó y tal) tuvo que estar bastante bien porque me puso un 28 sobre 30, así que una menos y para casa.
Ya allí recibo un mensaje a mi móvil: ACABO DE SER TÍO. MI PRIMA MARÍA HA TENIDO UN MINI JAVIER. A PARTIR DE AHORA DEBÉIS LLAMARME «EL TITO SANTI».
Como después de tanto esperar a ser el último es la hora de comer, me preparo el almuerzo en casa. La siesta que me pego después aproximadamente duró 3 horas y media. Cuando me despierto me doy cuenta de que la coneja ya no incordia tanto. De hecho, incordia demasiado poco, antes cuando me acostaba no paraba de danzar por la habitación haciendo ruido y ahora prácticamente no se ha movido. Bueno, será el calor. Salgo a saludar a Víctor que me ha parecido oírlo llegar mientras soñaba. Creo que ya os había comentado lo de que el primer día de su viaje a Rumanía lo había perdido por la cancelación de su vuelo. Lo que no os había dicho era que esa cancelación se había producido porque habían encontrado en una obra de las pistas una bomba de la 2ª Guerra Mundial. AFIRMATIVO, UNA MALDITA BOMBA DE MUSSOLINI. Llamo a mis amigos y me voy a la plaza con Javi y Patri que evidentemente, aunque tenga un examen en dos días, hoy he hecho uno y ya es más que suficiente, así que me toca descansar. Ceno en la mensa después de lo que me parecen siglos sin haberlo hecho y me voy luego a casa de los Estepares. Allí están la mayoría de los que se van a Bari mañana y que están rezando porque no les de en Pisa por seguir las excavaciones y encontrar un cementerio romano o algo esta vez. Me despido de ellos y les deseo una feliz estancia por el sur mientras el menda se queda aquí chapando.
El martes me lo tomo con relajación y no escatimo en horas de sueño, pero llegado su justo momento me levanto para estudiar para el examen de Marketing. Y así básicamente paso todo el día. Me despido de Víctor y no dejo de mirar con preocupación a la coneja: lo dicho, está atontá. Pero come, bebe, caga y mea que da gusto.
El miércoles después de repasar me voy al examen con música de mi poeta favorito, el señor Ignacio Fornés Olmo, más conocido como Nach, que a falta de poder escuchar el nuevo disco que me ha comprado mi hermana y lo tiene en Sevilla (lo de regalo sorpresa es cuanto menos irónico), me conformo reescuchando sus éxitos pasados. Allí estamos algunos Erasmus, los italianos y yo. Además están esos Erasmus que conozco pero que nunca había visto por clase de Marketing, interesante… Nos hacen entrar en el aula y uno de los profesores se conoce que me ha visto con cara de querer copiar porque no para de buscar el sitio donde ubicarme con el objetivo de ver todos mis movimientos incluida mi respiración. Como se sabe que no me conoce. El examen comienza. Tenemos 20 minutos, 16 preguntas tipo test, 3 respuestas posibles y no restan las equivocadas. A simple vista parece coser y cantar pero sólo somos 3 los Erasmus que terminamos aprobando y yo encima por los pelos pelos pero pelos porque saco lo que viene siendo un 5 raspao. Pero apruebo, que es lo importante. Soy como los grandes deportistas, en momentos de crisis pueden estar avasallándome pero termino ganando por la vía de la efectividad y la experiencia. Qué creído me lo tengo, coño.
Esa tarde voy con Luis y Joe Palencias a volver a comprar al Penny. Podría argumentar que me faltaban patatas, leche, huevos, pasta dedientes…pero para qué engañarnos, nosotros vamos buscando llenar las maletas con las que vamos de cervezas de 66 centilitros a 49 céntimos. Esta vez me adelanto a la jugada y bajamos por LA CUESTA interminable por la que me hizo subir Víctor y que se tarda ná y menos en recorrerla en sentido contrario. Y para subir, autobús, que para eso está la facilidad de no tener que picar en Italia. Mientras estamos subiendo, me llama Adriano, nuestro amigo siciliano que tuvo la buena suerte de ir a las semifinales en Palermo y a la final en Roma de la Copa Italia, donde su adorado equipo perdió contra el Inter en un más que memorable partido en el que se mereció ganar el Palermo, pero así es el fútbol. Adriano me cuenta que va a cenar con unas amigas italianas y que después saldrán a dar una vuelta. Luis me mira y con eso me lo dice todo. «Y…estooo…Adriano, una cosa…¿tus amigas cómo están?». La respuesta «muy cachondas» bastó para que Luis y yo saliésemos esa noche. La lluvia amenaza con estropearnos las ganas de salir, pero como escampa salgo con dos cervezas de lasde 49 céntimos camino de Via Porrione. La situación no es para menos y llamo al murciano que hace mucho que no veo porque ha estado de peregrinación por España y se anima. Me doy cuenta de que da igual cómo lo hagamos, pero Luis Palencia y yo siempre solemos estar en todos los fregaos. Recibimos la llamada de la gente de Bari diciéndonos lo típico, que todo muy bonito y que ya que estamos por qué no les buscamos los horarios de trenes para mañana. Serán aprovechaos…Cuando nos avisa Adriano salimos a encontrarnos con él y sus amigas italianas cachondas. Y sí, lo están, en una medida justa, pero lo están. Luis ya está en su salsa y yo también, para qué engañarnos. Como el supuesto concierto de la Piazza del Mercato se ha terminado, vamos a intentar entrar en la fiesta de la Contrada del Draco, una delas malditas Contradas que le quitó la participación en el Palio de este año a la Nobile Contrada del Nicchio. Pero aunque hubiéramos querido hacerlo, la fiesta está bastante muerta, así que optamos por irnos al Café del Corso. El bar está lleno de españoles en una situación de ebriedad bastante lamentable, y como aquí los presentes no hemos bebido tanto y Adriano nos ha dejado por una amiga italiana que se encontró por el camino y que hizo bien en acompañarla porque yo también lo hubiera hecho, pues nos divertimos pero sin pasarse. Aunque Luis dice que no, que se lo está pasando de P.M. El murciano se va un poco antes que nosotros con un paraguas tipo sombrilla que se ha encontrado, y yo me quedo explicándole a una guiri que va a Sevilla en breve qué es lo que tiene que ver y hacer por allí. Dios…cómo echode menos la Cruzcampo…
Y el jueves llegó el fatídico día…
Me levanto y enciendo el ordenador para hacer algunas cosillas antes de ponerme a estudiar, entre ellas ir adelantando este correo. Dejo a la coneja suelta. Me parece que está más apática de lo normal y que apenas ha comido las hojas que le dejé anoche, pero bueno. Desayuno y me pongo en el portátil. Mientras tecleo escucho un ruido raro en el suelo. Me giro y veo que la coneja ha adoptado una posición un tanto extraña que no suele coger y empiezo a preocuparme seriamente. Intento hacer que se incorpore pero tampoco es que responda a demasiados estímulos. La situación es evidente y no puedo seguir rehuyendo la realidad más. Voy corriendo a la habitación de Alessio y le digo que venga porque la cosa no tiene muy buena pinta. Cuando la ve me dice que la lleve rápido a casa de Simonetta y salgo oyendo improperios sobre qué mal la he cuidado y que tengo la culpa de todo. Joder, encima… En pijama, sin parte de arriba, con zapatillas deandar por casa, con un tiempo un tanto jodido y con una coneja muriéndose en mis manos la situación es de película de Almodóvar por lo menos. Llego a casa de mis caseros y ambos coinciden en que hay poco que hacer. Con todo el dolor de mi corazón asisto a la última bocanada de aire de mi coneja.
Valentina ha muerto.
Y del resto del día pocas ganas tengo de hablar.
El viernes me levanto sudando después de una pesadilla en la que una sociedad de conejos enanos me condenaba a morir golpeado por zanahorias gigantes, acusado de ser el culpable de la muerte de uno de los suyos. Son las 9 de la mañana y no tengo tiempo ni para sentirme culpable, tengo que estudiar. Y así paso todo el día, con descanso únicamente para ver el partido de Nadal y a medias el partidazo de Federer. Notad que no menciono a sus rivales porque básicamente me importan poco. Por la tarde Alessio ha ido a buscar una sustituta idéntica de la coneja porque como la semana que viene se iba a Alemania, y la novia ya se había hecho a la idea de ello, dice que la depresión que se iba a coger es cojonuda. Pero no tiene suerte y vuelve con las manos vacías. Me voy con una sonrisa en la boca al volver a ver el final de Notting Hill.
El sábado sigo mi jornada matemática. No hay quien haga una maldita función trigonométrica, pero confío en que en el momento del examen baje el Espíritu Santo y me haga comprenderlo todo. Llega Víctor de Bari. Me cuenta por encima todo y las anécdotas varias. Como está reventao se va a acostar pero no puedo dejar que lo haga sin darle la mala noticia. En su reacción se nota quién de los dos era el que le tenía cariño a la coneja. En fin, sigue la tarde como siempre y cuando llega la noche vamos unos cuantos a casa del sector Palencia a ver el partido de España. Además, ha vuelto Alberto de hacer exámenes allí y es más que justificable una reunión entre amigos. Después dedisfrutar viendo el gran juego de la selección, remoloneo un poco más y me vuelvo a casa, que el lunes me espera un examen cojonudo…
El domingo más que comentaros un interesante día de estudio prefiero decir…
¡VAMOSSSSSSSSSSSS RAFAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!
Pues eso, que a pesar de estar cayendo un diluvio universal en Siena y llegar empapao a casa de los de Palencia que tienen Eurosport para ver el partido y tener mañana un examen del que dudo seriamente estar preparado (si Rafa supiera lo que llego a hacer por él…), disfruto como un enano viendo a mi querido Rafa ganar otra vez en París. Entre esto, la Champions del Barça y el Giro de Contador, creo que el karma ha deshecho lo que provocó con el descenso de Depor en mi estado anímico deportivamente hablando. Ya sólo le falta traerme de vuelta un conejo…
Me despido con miedo a tener que ponerme toda la noche a estudiar…pero claro, creo que me lo merezco al fin y al cabo.
Por si no lo habéis visto ya, os dejo un vídeo cojonudo sobre la crisis:

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