He ido a ver al Barça de baloncesto y no he visto a la Bomba Navarro en directo, tiene huevos el asunto.
El lunes voy a la Universidad por la mañana pero salgo un poco antes de casa para pasarme por no sé qué sitio que tengo que pedir el certificado del curso de italiano. La dirección la tengo, el número también y hasta la oficina donde tengo que pedirlo, y cuando llego a la calle no hay número, no hay cartel ni hay nada, y me da por entrar en un sitio que tiene pinta de todo menos del sitio donde se expenden los certificados del curso de italiano. Subo 3 plantas sin ascensor, me acuerdo de Güido por haberme puesto mucha maquinita de pesas y tal pero nada de ejercicios aeróbicos y llego al último piso donde hay una puerta con un cartel de Unicef (esto cada vez es más raro) y otra cerrada. Como no recuerdo que el curso de italiano incluyera de excursión una visita a África a cuidar niños desamparados, me decanto por la puerta cerrada, que no estaba tan cerrada al final, y descubro para mi pesar que cómo no, allí no es. Bajo, salgo, entro por otra puerta y mira tú por donde estoy en el Rectorado de toda la vida. Me llego a donde en la primera semana hice la inscripción como Erasmus y tal (qué buenos recuerdos, cuando aún no era nadie y no tenía ni papa de italiano…qué pena que nada haya cambiado) y como la que me tiene que atender está hablando por teléfono me pongo a hablar con uno de los chavales del grupo Erasmus que resulta que me dice que tiene la misma asignatura que yo de Matemáticas y que a ver si estudiamos juntos un día. Mi detector de homosexualidad intenta vislumbrar si hay mensaje con segundas pero el resultado es inconcluyente, así que ya lo decidiré cuando llegue el momento.
El caso es que la señora que me tiene que atender SIGUE hablando por teléfono y como ya pasó en su día creo que aquello es de todomenos una conversación de trabajo. Yo no sé que es lo que tiene el sacarse una oposiciones que hace que todo el mundo se vuelva porculero por naturaleza, pero en fin, llegan las 12 que es la hora a la que tendría que estar en clase y cuando me voy a ir le pasa el teléfono a una compañera (que antes no ha querido atenderme porque decía que no era su competencia) para que se ría de lo que está diciendo la persona al otro lado de la línea. Aprovecho el impás para al menos preguntarle y, quitando el hecho de que por supuesto no me pide disculpas por haberme hecho esperar un cuarto de hora, me dice que la tabla de firmas del certificado la está todavía haciendo y que me pase mañana al pomeriggio. Pomeriggio, pomeriggio…yo sí que te iba a dar pomeriggio a ti. En fin, llego por supuesto tarde a clase deMatematica Generale pero por fortuna PARA el profesor no me dice nada porque le podría haber soltado algún aspecto del funcionariado en general que podría haberle causado un amago de infarto. SÍ, PADRES, en mi mente a veces tengo pensamientos malignos contra el funcionariado, se siente.
Como en la mensa por fin rodeado de amigos españoles que me dicen que esa tarde van a comprar las entradas para el Montepaschi-Barcelona que se juega el miércoles (partidazo de Basket) y que además irán para el derbi Siena-Grosseto, del que automáticamente me descarto porque paso de broncas, que me conozco. Después, como Víctor y yo tenemos tiempo antes de la clase de Informática, nos pasamos por la Biblioteca para estudiar de donde de los 50 minutos que me paso delante de los folios me da tiempo a estudiarme 3 carillas que cuando me doy cuenta ya las había leído el otro día. Me encanta a veces mi nivel de concentración. Cuando llegamos al aula deInformática hay una señora que por el acento tiene toda la cara de ser española y que está diciendo que ese aula está para esa hora reservada para un examen de Español (Víctor y yo nos miramos y nos damos cuenta de que si había Español como asignatura, qué hacemos en una clase tan genial como Economia industriale). Al poco efectivamente llega nuestra profesora y se ve que ella también está sorprendida pero que vamos, que no hay clase. Antes de volver a luchar con mi concentración me encuentro con Gordon y su Sarita (lo dicho, a esa chavala debería verla un médico) que al parecer han vuelto (sí, lo habían dejado, sé que os puede importar esto un comino pero si las telenovelas mejicanas tienes éxito tengo que darle yo a esto vidilla también). Maldigo internamente a la genética aria que en dos días me ha dado dos golpes de los buenos, uno Vettel y otro il puto cappo, pero me llego a la biblioteca antes de liarla parda. Me encuentro a los amigos italianos de clase que en su día hicimos Víctor y yo. Saco el tema de Derecho Público y como falté la primera semana no sé qué y…CHAN CHAN CHAAAAANNN, uno de ellos me dice que me deja sus apuntes para que me los fotocopie. Alabado sea el señor, ya no tengo que comprarme el libro de 40 €. Se me baja el subidón cuando leo la letra del chaval…bueno, creo que había una asignatura de libre configuración que era «Simbología», igual me la puedo coger. Primero voy a sacar dinero, que dudo que fotocopiar todo eso cueste 14 céntimos, y a la vuelta me encuentro con conocidos españoles a los que les pregunto por Roma (este fin de semana había sido el evento nacional de Erasmus allí con fiestas, visitas y ese tipo de cosas pero pasaba de gastarme 120 euracos para ir a un sitio que ya conozco. Sí, lo sé, voy de sobrado a veces). Por supuesto la palabra «desfase» es la más empleada y antes de que me sigan contando intento aligerarme que igual el chaval éste se piensa que me he ido con sus apuntes a Méjico. Compruebo como una chica española está detrás de la barra dela copistería haciéndose ella misma las fotocopias, que dice que tiene confianza con el hombre y que le deja. Ah pues qué bien. Cuando lo intento hacer yo, el hombre me dice que tengo pene y que no puedo. Maldito viejo verde.
Me siento en clase con mis amigos italianos (por finnn, estoy haciendo amigos en clase) y sobre todo POR FINNN me presentan a chicas italianas de clase. Vale, son feas, pero por algo se empieza. Estoy tan feliz que no llego a enterarme de por qué el aula magna aplaude 3 veces a la profesora, pero bueno, están locos estos italianos. De vuelta del gimnasio llamo a Alberto para confirmar que me han comprado mi entrada de baloncesto por 14 € y que el miércoles promete porque encima después del partido mi gimnasio organiza una fiesta en la Fortaleza a la que seguramente iremos. Nooo, pero yo esta semana tenía que estudiar.
El martes por fin recojo el certificado de italiano y por la tarde le compramos el regalo a Feli, uno de nuestros amigos de Madrid, que esa noche es su cumple y nos invita a beber a su casa. Sí, otros hacen cenas, otros una piñata, pero este se deja de tonterías y compra el alcohol que es lo que verdaderamente nos interesa a todos, tanta comidita y tanta mierda. El dinero de las botas Nike que le compramos merecen la pena nada más que por eso. Esa noche nuestra vecina francesa nos ha invitado a Víctor y a mí a su fiesta de cumpleaños (sí, había días en el año y en el mismo nos invitan a 2), no le compramos nada por aquello de que llevar una botella de vino es detalle más que suficiente por parte de dos tíos wenos como nosotros, y nos jartamos de comer tortillas francesas (pero se supone que las de verdad) que nunca había probado. Pasamos un buen rato haciendo vida social con nuestros vecinos y haciendo de DJ’s sin parar de poner música española (resulta que a Aurélie le encanta El Canto del Loco, será la única chica francesa que los conoce). Después cogemos los 10 kilos dehielo que llevo haciendo desde que supe lo de la fiesta de Feli y tiramos para su casa, en la que nos ponemos en su pasillo con sus coinquilinas checa, inglesa y amigas y echamos un rato divertido donde comprobamos que Javi, el macho de la parejita madrileña, va más cargao de la cuenta sobre todo cuando un rato más tarde nos reta a todos a irnos a su casa a jugar a la brisca hasta las 8 de la mañana y yo le digo «gracias pero a esa hora debería estar en clase».
Y allí que estoy como un campeón al día siguiente. Después de pasarme los descansos de la mañana/tarde durmiendo la siesta, esa noche vamos al esperado partido de baloncesto. Está donde el viento da la vuelta pero da igual, cuando llegamos hay muchísima gente y nos encontramos a nuestros amigos terminando de pintar la pancarta (véase documento adjunto). Cuando vamos a entrar por una puerta un hombre muy arreglado y que parece que maneja billetes porque posiblemente sea el dueño del estadio nos ve con la pancarta y nos dice que por esa puerta no, que nos va a colocar en una mejor. Mientras admiramos profundamente al señor entramos sin problemas con la pancarta y nos colocamos en la curva donde se ve de escándalo la cancha y además no tenemos aglomeraciones porque se supone que es la curva delos del Barça (sólo os diré sin coñas que nos cubrían 10 antidisturbios con cascos incluidos, ni que estuviéramos en Italia coño…) aunque unode mis amigos para dar por culo llevase la camiseta del Madrid. El caso es que tanto despliegue no fue para tanto porque quitando 2 o 3 cocktails molotofs y algún que otro botellazo no nos pasó nada (es broma mamá, todo estuvo muy tranquilo). Eso sí, menudo ambientazo, lleno absoluto y quitando que perdió el Barça y que no había animadoras, el Montepaschi jugó de vicio y el público de Siena se portó bien.
Al salir se supone que iba a ir a la Fortaleza a la fiesta que organizaba mi gimnasio, que además il puto capo me había metido en no sé qué lista, pero como de mi grupo de amigos iba a ir sólo yo me voy andando con ellos con intención de irme a casa. Pero mira tú por donde derepente en el bar de los chupitos veo que están echando España y compruebo que tengo que volver a graduarme las lentillas porque va perdiendo 2-0 contra Portugal. Me encuentro a varios españoles y aprovechando el percaz me quedo con ellos. Mientras hablo con ellos me doy cuenta de que definitivamente las lentillas de este mes al pasarse ya dos semanas más de lo normal están mal porque le meten otro gol a España. Me encuentro a 3 niñas españolas que han empezado a pedirse cubatas y chupitos de taco y me empiezan a invitar. No, pero yo hace un rato me iba a casa. Después de que me inviten a chupitos (que no sé por qué tienen nombres españoles) tales como «mamada», «eyyy macarena» y «semental» llegan otros españoles bastante tocados y aquello empieza a desfasarse bastante. Me quito las lentillas: a España la tele pone que le han metido el cuarto. Nos unimos todos en confraternidad y acabamos en Al Cambio nosotros SOLOS LITERALMENTE (se ve que la fiesta hoy era la de la Fortaleza) pero sin bajar los ánimos y bailando hasta que nos encienden la luz. Me voy a casa y miro la hora: gracias al increíble partido de España he perdido 3 horas y pico de sueño.
El jueves para compensar los dos últimos días paso un día sólo universitario y de gimnasio con lo cual sólo os diré que me pasé por casa deSimonetta (mi casera) para hablar un rato con ella y sobre todo ver a Charlie (su perro) que hacía mucho que no lo veía.
Y el viernes llega el día. Llegó EL PAQUETE. Antes de que los más mal pensados del lugar se empiecen a reír, especificaré que llegó el paquete con la comida que me envían mis hermosísimos padres desde España (lo de antes de los funcionarios era bromaaaaa): jamón, lomo, queso, choricitos, atún, turrón…madre mía, tengo que controlarme para no hacer un desbarajuste hoy. El resto del día me lo paso pensando en comida, aunque a ratos consigo estudiar, ir a clase y al gimnasio. Por la tarde llega la novia de Víctor que va a pasar aquí unos días y como soy todo un caballero sevillano la recibo con un poquito de jamón y «grissini» (picos alargados a lo italiano) que he comprado en mi querido Conad. Dios, que BUENO está el jamón. Alessio lo prueba y tengo que controlarlo para que no asalte mi cuarto dejándome sin comida. Va listo. Por la noche Gordon y el otro chico alemán de la casa de al lado hacen una cena tedesca a la que nos apuntamos tantos que tenemos que traer sillas de nuestra propia casa. Dios qué buena está la ensalada de papas alemana y las albóndigas de carne. Pero qué pena que se respeten todas las tradiciones alemanas y me tenga que beber la cerveza del tiempo. Esa noche hay una fiesta en la Fortezza a la que, esta vez sí, voy. A la fiesta se supone que hay que ir disfrazado de Pirata pero se va a disfrazar el tate, demasiao que lo hice en Halloween. Después de dejar el vaso de cristal que me he traído de casa porque soy un sibarita y quería ir bebiendo por el camino detrás deun árbol, entramos. Yo en un momento pensé «bah, seguro que no hay nadie disfrazado». Si «nadie» quiere decir en alguna lengua «todos menos tú» entonces acerté. El sitio está bastante petado y eso que todavía quedaba mucha gente por llegar. Hay además una terraza en la que intento estar poco porque hace un frío del carajo. Buen ambiente, buena música y Schortsanitis, el negro petado de mi gimnasio, de portero. Ah, ¿que no os había hablado de él? Es que en mi gimnasio hay un negro tó petao que es clavao al negro que juega en la selección griega de baloncesto porque es igual de gordo, igual de petao e igual de negro. La noche del viernes, tal y como siguió, se puede resumir dela siguiente manera: «quien mucho abarca, poco aprieta». Cuando salgo de la disco mi vaso de cristal de Havana Club robado en su día en un pub de Siena sigue allí. Qué grande.
El sábado hago lo que puedo para estudiar, al almorzar veo «El Imperio Contraataca» y vuelvo a escuchar la mítica frase de «io sono tuo padre», y por la noche es la supuesta «fiesta ibérica + cumpleaños de Luis» que se termina quedando en «fiesta española + cumpleaños de Luis» porque los portugueses están de viaje. Epic fail. No obstante, caen kilos y kilos de comida en abundancia y litros y litros de sangría en abundancia. Aquello se desmadra y eso que no hay altavoces. En un momento de la noche llega una vecina italiana de Luis que siempre está dando por saco y le amenaza con llamar a la poli o no sé qué. Luis no se caracteriza por ser diplomático y casi consigue que efectivamente llame a los carabinieri y aparezcamos todos en el calabozo, pero por fortuna allí duramos hasta las 6 y pico sin que nos eche nadie, y nos liamos a echar briscas los acabaos que nos quedamos los últimos. Por fin veo amanecer en Siena porque llego a mi casa a las 7 y pico, un poco empapao porque no me llevé paraguas y no veas la que ha caído en un momento.
El domingo estudio. El lunes tengo un examen en el que tendré que hablar de la maravillosa Constitución italiana, por si no me fuera suficiente con la mía. Acordarse de mí en vuestras plegarias.
En la foto del cumpleaños aparecemos 3 españoles, 4 franceses, 2 austríacas, 2 alemanes y una italiana. Sólo merece comentarse una persona: il puto capo es el que aparece sentado abajo, con sudadera amarilla.
Os dejo este vídeo. Espero que me veáis http://www.youtube.com/watch?v=-TnUD7Utcrg
P.S: gagazo.
