Siena

Dándolo todo: parte de Siena V

Buon pomeriggio! (Da igual que no sea la ocasión, tenía que decirlo alguna vez).

Mis botines parecidos a los All-Star negros y blancos que compré este verano por 6 € en el Primark de Jerez se han roto. No han aguantado las cuestas de Siena ni un mes. Estoy con la bajona, me encantaban esos botines…Además a lo largo de la semana me he dado cuenta que tener mitad de la suela levantada de los Nike Total 90 no queda bonito ni para ir al gimnasio. Y por último mi reloj de manecillas plateado que compré por 20 € en Internet se ha quedado sin pilas. Menuda mierda de ciudad que me destroza todas mis posesiones, estoy con la bajona, me encantaban todas ellas…
Bueno, como estos correos son en teoría (aunque a cierto Pablo le tenga amargao porque dice que son muy largos, qué sabrá él) para alegraros el día e intentar poneros los dientes largos (e incluso a alguno de rebote intentar convencerlo de que se vaya de Erasmus) allá que voy. El lunes me levanto con Víctor a las 9 para estudiar italiano, que el miércoles tenemos el examen final, escrito y oral, tó seguío, de una vez, pa qué hacerlos en días diferentes. Mientras mantenemos un intenso debate sobre cómo se forma el imperativo, se despierta Alessio y le damos lecciones de italiano porque decía que el imperativo se formaba de otra forma. Anda que iba listo el colega, tsss…Total, despuésde eso nos da por cambiar de mensa y vamos a la que está en Bandini (una calle, vaya) que es más piccola pero descubrimos que de mejor calidad: un tomate rajado entero al que le echo (por fin) acceto balsamico di Modena, una pasta al dente a la que le echan queso parmesano rallado buenísimooo y una carne en salsa que pa qué te cuento. Joooder entre ayer y hoy qué homenaje me estoy dando. El único problema es que se nos sientan al lado dos italianas. Obviamente ése en sí no era el problema, lo fue el que no hablamos con ellas y cuando me fui a levantar cuando hube terminado para dejarle mi sitio a una amiga suya no se me ocurre otra cosa que derramar un chorreón de vinagre deMódena en la mesa y la silla, PERO NO SÓLO ESO sino que con el nervio no ayudé a limpiarlo porque me dijeron que no pasaba nada (en español, cosa que me había puesto más nervioso porque habíamos estado hablando en su cara de lo que nos gustaba una ragazza hablando en italiano) y me fui tan contento casi sin despedirme. VAAAAMOS SANTI, haciendo amigas ya que te quejabas que no tenías con quien practicar italiano aquí.
Después de tirarme de los pelos todo el camino paso amargado la clase de italiano y salgo un poco antes porque quiero ir a una clase de la Universidad. Llego 5 minutos antes como un Señor pero se me bajan los humos cuando observo como el Aula Magna de la Facultad deEconomía que en mis cálculos exactos y rápidos que hice podía albergar unas 2.000 personas está no sólo llena sino que hay gente sentada en el suelo. Como soy un Señor que ha comido hoy tomate con vinagre de Módena paso de sentarme en el suelo que eso es para el pueblo llano y salgo de allí. Recuerdo que tengo apuntado que esa clase se da además en otro aula a esa misma hora. Ehhhh un momento, no lo entiendo, ¿cómo hace el profesor para estar en dos sitios a la vez? Bueno, por lo pronto el profesor no es profesor sino profesora y lo que hace es que en el aula que entro (que también está llena y hay 3 huecos libres de los cuales casi cargándome a una fila entera consigo llegar a uno) ponen una videoconferencia de la clase que se da en el Aula Magna. Llega un tío, enchufa el proyector y ATENTOS porque con el ordenador maneja a distancia una cámara situada delante de la profesora que está en el otro sitio y LA MUEVE para enfocarla bien. (Nota mental: otro día tengo que ver cómo se mueve la cámara sola y oír cómo se descojona la gente en clase). Después de admirar que las tecnologías italianas no tienen nada que envidiar a Harvard o la Pablo de Olavide (nótese aquí la ironía, cómo se nota que soy de la US, FORZA!) voy al gimnasio y de camino se me cruza un señor mayor que me dice algo como que se le ha muerto su madre, está solo en casa y que si le dejo 2 euros para un café. Como veo que ninguna de las 3 cosas tienen relación entre sí, le respondo con su misma medicina: «no, lo siento, tengo prisa porque soy español y por eso mismo no tengo dinero» (ah no, espera, que eso en estos momentos sí tiene sentido…).
El martes no hay nada que destacar salvo que hace un frío considerable, que me compro unos botines Nike nuevos Cassual-informales-deportivos por 40 €, que me toca lavar el baño y como un campeón lo hago, y que termino del todo por confirmar algo que ya llevaba varios días dándome cuenta: la inmensa mayoría de las tías que hay en mi gimnasio están tremendas.
El miércoles hacemos el examen escrito y oral de italiano. El nivel es bastante asequible y por si fuera poco cuando termino mi examen se me acerca el rastas a la mesa, lee lo que he escrito y me señala una palabra: no es ésa, cámbiala. Vale, hecho. Cuando ya está bien sigue leyendo y en los verbos también me he equivocado en otra: cámbiala. Vaaale, vaya chollo. Pero el karma me da una estocada y cuando llega el oral me sale muy bien (2 preguntas, 3 minutos y para casa) pero soy el último que lo hace y me quedo sólo como los perros solitarios en ese lugar dejado de la mano de Dios. Menos mal que cuando salgo me reúno con una amiga que está de Erasmus en Pisa y otro chaval deSevilla que también conozco y que la está visitando (ya podríais tomar nota, MARICONES, con tanto puentecito y tanta leche…). Se piden una «piadina» con Nutella, que es como un crepe dulce. En principio yo no lo hago pero me la dan a probar y ahí está mi perdición: me pido 7. 7 no, pero la que me comí me sentó de vicio.
Esa noche tenemos cena en casa de Julia que por lo que me han dicho es gigante. La razón de la cena es que es su cumpleaños a medianoche y al día siguiente se va una semana a España. Compramos vino y provisiones alcohólicas en el ebreo y nos dice «sempre festa, una festa continua». Qué razón tiene el jodío. Cuando entro en casa de Julia me pongo a llorar. Maaaaaaaadre míaaaaaaa eso es una casa y no el Palacio de la Moncloa. Recibidor, 3 habitaciones, cuartillo con sofá cama, salón GIGANTE a lo película americana, cocina ni te cuento, un VESTIDOR (SÍ, MUJERES, HABÉIS LEÍDO BIEN, un vestidor que encima tenía una caja fuerte gigante que no sé a qué venía) y 2 cuartos de baño, uno de ellos CON UN PASILLO y otro CON ESCALERAS. Vamos a ver, ¿cuándo se ha visto que los cuartos de baño tengan pasillos y escaleras? Amenazo con irme de allí cuando encima compruebo que las sillas son del siglo XVII y con almohadillas bordadas y veo los arcos de piedra que tiene la casa. Tssss qué mal repartío está el mundo. El caso es que Julia nos ceba a comida y nosotros la cebamos a ella de bebida (sin malas intenciones, que conste). La fiesta continua en Al Cambio (he descubierto por fin como se escribía el nombre de nuestra querida disco-pub), aunque por el camino no faltan anécdotas como que el de Sigüenza se había clavado astillas no recuerdo por qué en la mano y mientras sangraba decía «por favor, a Urgencias no que no llevo encima la Tarjeta Sanitaria y me sablan!». Por supuesto no fue a mayores la sangría y tampoco se torció la cosa cuando casi se pegan Víctor y un italiano. No hubo ninguna razón aparente, según los testigos.
El jueves me entero de mi nota del examen de italiano (28 sobre 30, puto crack) y en vez de celebrarlo soy una maricona que se queda esa noche en casa para descansar por lo de ayer y porque me tengo que levantar a las 6:30 el viernes. No obstante el día me da para ir a una clase de Matemáticas (no me preguntéis por qué pero la he cogido). El Aula Magna está llena, cómo no, pero consigo sentarme donde puedo. Llega el profesor y empieza a decir «bueno, cuanto antes comencemos antes podremos acabar y antes podremos emborracharnos todos». Ya está, me tiene ganado para el resto del año. Me quedo con Matemáticas. Por la noche me compro un billete para ir en diciembre a ver a mi amigo Ale a (cuidado con la pedazo de palabra) KAISERSLAUTERN (no hará falta que diga el país, ¿no?). Cuando llega Víctorde la mensa me dice que se les ha ido la pinza y que mañana van a ver cuánto cuesta alquilar coches aquí para irse el fin de semana a Eslovenia. Uffff apetitoso…
Plan de Eslovenia out, no ha tenío la gente lo que hay que tener. Me levanto a las 6:30 con el despertador. Vuelvo a ponerlo a las 8:30, los apuntes de Diritto Privato están en Internet, que le den. Voy a clase de Luigi Luini y tengo después dos horas hasta la siguiente, y lo primero que hago es buscar un chino donde vendan paquetes de folios baratos que me he quedao sin. Después de media hora buscando en los chinos sin encontrar nada, me decanto por una copistería de toda la vida. Después de un cuarto de hora encuentro una copistería (anda que yo iba para Indiana Jones…). Y llega uno de los momentos más tristes del día. Como Víctor no ha venido a Economia industriale y nadie delos que conozco se queda a comer en la mensa de Bandini, me siento SOLO en una mesa para 4. Miro alrededor: todo el mundo en pareja, o en grupos de amigos riendo y charlando alegremente. Por supuesto estas escenas las veo a cámara lenta y con una música de violín tristede fondo mientras yo quedo iluminado sólo por un foco difuso. De todas formas, mal de muchos, consuelo de tontos, o eso dicen, y cuando veo que hay más como yo en el comedor pienso: igual si nos reuniésemos todos podríamos formar una secta y suicidarnos…digooo, formar una Asociación de Personas que Comen Solas en la Mensa porque Tienen un Intervalo de 2 Horas entre Clase y Clase (APCSMTI2HCC). Así, podríamos sentarnos todos en una mesa gigante y demostrar a los que se ríen alegremente que nosotros tenemos más poder que ellos y que no estamos solos en este mundo. De hecho, me planteo el faltar a Matemáticas para firmar los Estatutos de fundación, pero me acuerdo que ya he faltado suficiente a clase y que mejor otro día.
Mientras pienso todo esto me doy cuenta de que o soy TELA de lento comiendo o los italianos rapidísimos (o ambas las dos), porque llegan no uno ni dos, SINO DOS italianos, uno después del otro y con intervalos temporales entre ellos, y les da tiempo a acabar antes que yo. Justo cuando me estoy levantando veo aparecer a 3 amigos que llegan AHORA a comer. Serán hijos de…….bueno, como me queda media hora puedo hacer la digestión con ellos y mientras enterarme que el gallego ha sido invitado por su profesora de italiano para que hable por la radio en un programa sobre los Erasmus. Bah, a mí no me lo han dicho porque hablo tan bien que ni parecería Erasmus, si lo sabré yo…
Por la tarde la clase de Matemáticas la da un señor que no es el cachondo del otro día y que me da pena porque no le sale ningún ejercicio y la gente se ríe de él. Y por la noche nos plantamos en la mensa y acordamos que vamos a casa de Luis a echar el rato, no sin antes cabrearme porque no hay ni un puñetero día que pueda cenar una pizza en la mensa. Le pido hielo a mi querida Antonella que me dice que si tengo un amigo que se haya torcido el tobillo y que le esté durando mucho la inflamación. Nota mental: se ha acabado el chollo de pedir hielo en la mensa. En casa de Luis les cortamos el rollo a sus compañeros de piso que iban a cenar tranquilamente y llegamos 15 con intención de beber ron, esta vez sí, Havana Club, de calidad, de sibarita. La noche continua de P.M. (estamos en horario infantil) porque llegan los amigos italianos y estamos toda la noche parlando en italiano y conocemos a italianas borrachas que vienen del sur. Una de ellas me invita a un cubata en un bar que no había entrado nunca. Mi fluidez con el italiano se modula progresivamente a medida que avanza la noche, y hasta hay una chica que no se cree que sólo lleve un mes allí. Murciano, apunta: el Havana Club para los exámenes orales, definitivo. El caso es que entramos en Al Cambio donde hay un concierto que es LA LECHE, de música country con un tío con tupé gigante al piano y otro con sombrero de cowboy a la guitarra, entre otros. A pesar de que hay fiesta en Vanilla aquello está petado de gente que no para de bailar. Buena noche, sí señor. Con la exaltación me dicen de ir mañana a San Gimignano, todos nos apuntamos yo incluido a pesarde que me tendré que levantar temprano y ya he estado este verano, pero yo soy así, impulsivo. Cuando voy de camino a casa me acuerdo que domani tengo la cita con el de mi gimnasio para cambiar de programa, que ya han pasao 3 semanas. Bueno, así tengo una excusa para no ir a tomar por culo, ya habrá otros viajes.
El sábado me tiro casi todo el día en cama, tanta cuesta, gimnasio, comida poco variada y demás desmanes me pasan factura, pero todo se queda en un poco de fiebre y mal cuerpo que se me quita reposando y cenando esa noche bien en casa de mi tocayo el gallego y Kike donde cocina el italiano para todos. Antes por la tarde, cuando ya me había recuperado, me llego al gimnasio para lo que os comenté antes y como no está el señor que me cogió la cita (un hombre que cada vez que estoy haciendo ejercicios me corrige la postura, las manos, el cuerpo, será mamón) el programa me lo hace Güido. Le pregunto por su novia que está en Sevilla y me dice que lo han dejado porque la primera semana que estaba allí se enamoró de un español y tal. Epic fail, y yo le pregunto por eso justo antes de que me haga el programa, la llevo clara, ahora se va a cebar conmigo.
El domingo hace un día de perros, que ya parece que se han acabado los días en los que a pesar del frío tenía que salir con gafas de sol a la calle. Eso no nos quita las ganas de ir a la mensa y después mi tocayo y yo salir a comprar un disfraz porque estamos invitados a una fiesta de Halloween en casa de una portuguesa en la que como se cumplan las expectativas no vamos a caber. Le preguntamos al ebreo, por donde nos pasamos porque queremos comprar un vinillo pa cenar, y el tío se sale de su tienda, la deja abierta pa acercarse a otra tienda a preguntar y tan pancho. De verdad, es el puto amo. El caso es que tiramos pal Conad grande que no es al que voy yo siempre y cómo no, nos salva la vida, aparte de estar abierto un domingo por la tarde tiene disfraces de Halloween. Pero como no nos convencen mucho llamo a Gordon, mi vecino alemán que es il puto capo, pa preguntarle si se va a disfrazar. Me dice que no y me quedo más tranquilo, a tomar por culo el disfraz. Cuando ya hemos subido las escaleras de salida y estamos fuera, de repente nos da uno de esos ataques maléficos y mi tocayo dice «a tomar por culo» y volvemos a bajar a comprar un disfraz. Somos así, impulsivos. Él se compra uno de calavera y yo uno devampiro. Más típicos y feos no los había, pero es lo que hay. Acabo de tirar por la borda la promesa que hice un día de no disfrazarme en Halloween porque era una americanada. Maldito Erasmus de los webos.
Quedo con mi tocayo para cenar porque no nos fiamos de que haya mucha comida en casa de la portuguesa y no nos apetece pasar jama. Desde que nos vemos de manera espontánea nos sale hablar italiano entre los dos, que ya va siendo hora, aunque no cala entre los auténticos italianos y se giran para mirarnos y pensar: vaya acento raro, uno que habla italiano cantando y otro sin pronunciar las eses intermedias. Por fin se produce el milagro, después de casi un mes aquí, y consigo cenar una Pizza entera en la mensa (por las mañanas son porciones gigantes, por la noche una pizza entera) gracias a que al ser puente y como la mitad más uno de los estudiantes de aquí son del sur de Italia y se han ido a sus casas pues no hay casi nadie en la cola. Por la noche llegamos a casa de la portuguesa. Subimos a un quinto piso sin ascensor pero después de llegar muertos merece la pena. Aparte de que es una casa considerable, tiene una terraza que da a unas vistas de Siena preciosas. Lástima que el día no esté muy allá y no podamos estar todo el rato fuera. La casa está ambientada con velas, decoraciones de Halloween típicas y tal. Por ahora no somos demasiados pero la proporción va bien: me salen 3 féminas por cada macho. Empieza a llegar gente y creo que es la primera vez en mucho tiempo que en un lugar hay más gente no-española que española. Dehecho, han venido casi todos los portugueses: 8, faltan 3. De españoles somos 3: faltan 397. La casa se llena, no paro de hablar italiano, derepente me presentan a una belga que o habla francés o inglés. Oh Shit, dejo de hablar italiano para hablar inglés con algunas palabras sueltas de italiano porque un idioma prácticamente ha sustituido al otro, maldita sea, 10 años de academia y 2 títulos para nada. Llega Gordon que no va disfrazado pero asegura que va de Porn-Star, maldito PUTO CAPO. Descubro que además de hablar perfectamente 3 idiomas (alemán, inglés y español) habla medianamente bien polaco y en breve lo hará con el italiano. +10 para Gordon. Ponemos música, nos vamos a la terraza, empieza a llover, volvemos dentro, llegan unas portuguesas que vienen a visitar a la de la casa, les decimos que se vengan de fiesta pero están reventás del viaje. Anda ya e irse por ahí.
El grupo Erasmus ha organizado una fiesta en el Rectorado (sí, en lo que viene siendo la Universidad) para la noche de Halloween en la que además de los de aquí de Siena se nos unen los Erasmus de Milán, que no tienen nada mejor que venir siempre de fiesta a Siena, como si fuera más grande que su ciudad. El caso es que el Rectorado está O MÁS PETADO de gente, la inmensa mayoría disfrazada, y allí no se cabe porque encima está lloviendo y la parte central del patio al estar al descubierto está CASI vacía, digo CASI porque se ve que la gente no tiene nada mejor que hacer que ponerse a bailar bajo la lluvia con un paraguas y los cubatas en la mano. Maldito desfase que permite la Universidad de Siena, esto ni es Universidad ni es nada, por haber hay hasta DJ. Cae la de Dios en lluvia pero vaya noche mítica. Mientras estaba en la calle resguardado de la lluvia me encuentro con el murciano que dice que se ha ido solo, sin paraguas, por ahí a darse vueltas por Siena a ver si conseguía robarse algo. Se le va la pinza, de verdad.
El lunes comemos en casa porque sigue sin parar de llover y vemos Víctor y yo «Manolete» en italiano y con subtítulos en español. La película no es gran cosa pero ver a la Pé siempre tiene su encanto. Por la tarde descubro la función de multillamada del Skype y hablo con José Enrique y Mariel (ya está, os he mencionao, ¿contentos? xD). Y por la noche hablo con Gordon un rato que estaba rallao con la novia tinerfeña que se ha echao aquí y la cual la pobre está malita me han dicho. Y ya está, finito.
Os dejo esta canción que realmente nos ha marcado en Siena y no paramos de cantarla:
P.S: yuju wei. Yuju wei.

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