Muy pero que muy buenos días ensirocaos!
Lo sé lo sé. No lo envié el viernes. Mea culpa. Pero tiene su justificación.
¿Conocéis la felicidad absoluta? ¿La salud? ¿El bienestar? ¿La sensación de que la vida es maravillosa? ¿De que no hay nada que os pueda poner tristes? ¿No? Coged el día que empiezan las vacaciones de verano cuando estábais en el colegio/instituto. Aquél en que pensabais que íbais a suspender un examen, salían las actas y ahí estaba ese 5 raspaillo con una alta dosis de pena por parte del profesor pero que te sabía a gloria bendita. La sensación que teníais volviendo a casa cuando habíais besado por primera vez a un chico/chica/NSNC. Ese día que andando por la calle no encontrabais el móvil y a punto de entrar en colapso nervioso entrabais en vuestro cuarto y ¡bingo! ahí estaba encima de la mesa sonriéndoos con cara de pillín en plan “qué garrulo, pensabas que me habías perdido, ¿no?”. Ese día en que Santi os contó que la expresión “¡bingo!” proviene de una equivocación, porque resulta que el Bingo al principio no se llamaba así sino Lotto (estos italianos son unos ludópatas) y tiene cientos de años, se expandió por Europa y luego a EEUU y allí se jugaba tapando los números de los cartones con alubias (en inglés, “beans”, y el juego se hacía llamar por eso “Beano”) y hubo uno que de la emoción cuando le salió su último número grito “Bingo!” y fin.
Pues sumad todas esas maravillosas sensaciones en una coctelera, agitad…y el resultado es la sensación que tuve el viernes.
Yo estaba tan normal, viernes de junio, haciendo cálculos mentales de cómo repartir dinero que me quedaba en la cuenta corriente entre las múltiples actividades de fin de semana que tenía planeadas para sorprender a la churri: “a ver, si la llevo a cenar al Burger, pido hamburguesa de 1 € para compartir con la excusa de que compartir es vivir y estamos in love, el agua me la llevo de casa en una botella, igual para el helado…ufff no, helado no que están por las nubes…y como le dé por decir que quiere tomarse una copa luego estoy bien jodido. Mejor cuando esté terminando la hamburguesa le digo que hay algo que me ha sentado mal y así nos vamos escopeteaos a casa…pero claro, luego si me empiezo a poner tontorrón me va a decir que no que estoy malo y tengo que descansar…bueno pero le digo que su belleza me ha llevado a una mejoría milagrosa y que venga que ya está tardando en empezar con el Calipo. Joder, estoy hecho un romántico.” Bueno, pues sumido en esos pensamientos me hallaba cuando escucho algo. Por un momento mi sentido arácnido me dice “ojo Santi, es una trampa”. Desconfiado me hago el loco, entro en mi cuenta de banco y…
Música de violines…coro celestial…los pájaros cantan…las nubes se levantan…ando por un prado verde a cámara lenta con una camisola blanca estilo hawaiana donde me van cayendo flores de no sé sabe dónde…
Había cobrado mi primera nómina.
Y como comprenderéis, no estaba yo con ese chute de adrenalina y en éxtasis como para ponerme a escribir ná de ná. Dejé todos los contratos multimillonarios de los cuales la empresa dependía para seguir subsistiendo, hice un corte de mangas generalizado, tiré la corbata al aire mientras me ponía gafas de sol y sonaba música de rock en plan chulo, me pillé un taxi y con ganas de realizar uno de los sueños de mi vida que es jugarme todo mi dinero a un número le dije “lléveme a Las Vegas”.
Ahora es lunes, el taxista se ve que se equivocó y a la ruleta no, pero aún así he perdido todo mi dinero, el móvil, los zapatos, a mi casa ha llamado mi churri 27 veces, en el trabajo me miran mal y ahora necesito un asesor financiero que me diga cómo leches hacer para que las nóminas me lleguen más allá del fin de semana. Eso y un grupo de guardaespaldas para recuperar mi dinero en cierto barrio conflictivo de Sevilla. Mamones…
Feliz lunes y que paséis buena semana!