Muy pero que muy buenos días, renovados!!!
Año nuevo, blog nuevo. Gracias a dos muy buenos amigos (((no diré nombres que si no me roban protagonismo))), estreno en este 2016 nuevo blog con nueva cara, aunque manteniendo mis antiguas entradas. Gracias por este bonito regalo de Reyes, Tridente.
Mi primera entrada quiero dedicarla al nombre elegido. Algunos de los que me leéis ya lo sabéis, y otros no. Y ni unos ni otros en general os lo creéis mucho. No os culpo. El caso es que durante unos 10 años de mi vida estuve haciendo Karate. Sí sí, tal cual. Tengo hasta varios papeles que lo certifican. Que llegase hasta cinturón negro primer dan es anecdótico. El camino recorrido, o do en japonés, fue lo bonito y lo que me marcó en esa edad para ser parte de lo que soy hoy en día.
Una de las palabras que nuestro sensei (maestro en japonés) siempre usaba era kimochi. La palabra kimochi está formada por dos kanjis:
«KI»: que puede significar según el contexto energía, motivación, espíritu…
«MOCHI»: que de la misma manera puede significar tener, celebrar…
Si se unen formando kimochi, y de nuevo dependiendo del contexto, puede tener muchísimos significados: sentimiento, sensación, talante, estado de ánimo… Siempre que estábamos haciendo una kata, alguna técnica, o meditando, nos pedía que pusiéramos todo nuestro kimochi. Para mí y para todos, kimochi era algo más. Era nuestra canalización de la energía. El mantener una consciencia plena y absoluta de cada instante, hicieras lo que estuvieras haciendo. Respirando, andando por la calle, leyendo, trabajando, comiendo, duchándote… conseguir concentrar toda la energía y concentración en lo que estábamos haciendo era complicado, pero como decía mi maestro: sólo la práctica mejora la virtud.
El kimochi es una actitud, y una actitud del día a día, de cada momento, de cada instante. El kimochi es lo que determina en nosotros la apreciación que tenemos de nuestro entorno y de nuestros actos. Y también es el enfoque hacia todas las circunstancias de la vida. Un kimochi negativo hace que eventos del día a día como que se te derrame el café en casa, salgas a la calle y esté lloviendo, hables con una persona maleducada o en el trabajo tu jefe te eche una bronca, termines haciéndolos más grandes de los que realmente son, y el enfoque que das al resto de las cosas que te suceden serán, consecuentemente, negativas.
Por el contrario, un kimochi positivo tornaría el enfoque que le damos a todo. Se te derrama el café en casa, lo ves como una minucia sin importancia y te preparas otro con mayor concentración para que no se te vuelva a derramar, disfrutando desde el olor del café molido hasta cada sorbo de la taza. O por el contrario asumir con paciencia que no te da tiempo y que el mayor de tus problemas en ese momento es tomártelo en una cafetería o en el trabajo. La lluvia, a menos que sea ácida, riega los campos que dan las frutas, verduras y cereales que comes, o el alimento de los animales que serán sacrificados luego para que tú comas. Y gracias a ella sigues teniendo el recurso que te sacia la sed cuando más lo necesitas. Y si tu mayor problema en ese momento es que no llevas paraguas, todavía puedes disfrutar del agua que te corre por la cara y que te hace regresar a la sensación de «existo, estoy aquí» (que no es poco). Si una persona te atiende de forma maleducada o alguien es antipático contigo, la pregunta que deberías hacerte es: ¿de verdad vas a dejar que una sola persona, la conozcas o no, te cambie el humor y tú le des coba transfiriendo ese odio concentrado a más y más personas?
Estreno este blog en 2016 deseándoos que pongáis todo vuestro kimochi en la vida, y que no paséis por encima de ella sin daros apenas cuenta. Como despedida, un vídeo de la película «Una cuestión de tiempo» que habla de ello.
¡Espero que os guste mi nuevo blog!
Parece mentira que sea mi hermano pequeño el que me de lecciones de aprendizaje personal….Me encanta tu nuevo blog y eres mi ejemplo a seguir y mi orgullo. Gracias por ser mi hermano! Otra de mis propuestas para este nuevo año será seguir tus consejos!!!No cambies!
Me gustaLe gusta a 2 personas
Jajajaja que me pones colorado Carmela! Muchas gracias a ti por aguantarme ya 26 años y medio pasados…DIOS, YA???
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué 2 amigos más grandes tienes. Desde luego un regalazo. Yo si fuese tu los invitaría a alcohol y estupefacientes.
Por cierto, el nombre sigue siendo feo. Tela. Como el dueño.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sean quienes sean, hacen una bonita pareja desde pequeños aunque de momento se ocultan sus verdaderos sentimientos. Algún día se abrirán sus corazones y serán felices y comerán perdices, y entonces ellos me invitarán a barra libre en su boda. Y pa feo el gordo de esa pareja, por cierto. Pero es wena gente.
Me gustaLe gusta a 1 persona
El blog ok, pero aun más la historia de detrás! Ahora me imagino a un nuevo Santi, yendo por la oficina pensando en que la fuerza le acompaña y blahblah 😀
Ahora entiendo todo! Sabiduría asiática.Me voy a imprimir la entrada y todo para sobrellevar las mañanas…;)
Me gustaMe gusta
Jajajaja yo soy así, qué le vamos a hacer, hay taaantas cosas de mí que desconocéis ;P
Me gustaMe gusta