Opinión · Otros

Arbonaida

La de las callejas

estrechas y blancas

la que cuando pena

se pone a cantar

No penamos, o penamos poco porque siempre nos da un pellizquito el corazón, pero cuando todos los años nos reunimos mis amigos y yo en la ya tradicional Zambomba rural, y mi amigo Tony comienza a tocar en la guitarra los arpegios de esta canción del Kanka, nos ponemos todos a cantar emocionados. Un grupo conformado mayoritariamente por andaluces «expatriados», y otros tantos que, aún sin serlo, se sienten como tal. Hasta tenemos un uruguayo que se siente de Utrera y es sevillista.

Es bonito vivir esa escena cada diciembre y que se me sigan poniendo los vellos de punta. Es más bonito aún ver como ese grupo de personas que incluye madrileños, un uruguayo, una portuguesa, una venezolana-canadiense, y de vez en cuando algún also starring vasco o vasca, tienen un cariño especial hacia una tierra que no es originalmente la suya, pero de la que se sienten partícipes. Porque un vasco nace donde quiere, y si vives en Madrid ya eres de Madrid. Pero Andalucía es nuestra pequeña patria y, al igual que durante siglos pasaron por allí griegos, fenicios, cartagineses, romanos, musulmanes, cristianos y judíos, hoy en día sigue llena de culturas diferentes y la puede vivir todo el que la quiera.

Recuerdo con cariño la previa de los 28 de febreros cuando estaba en el colegio en Sevilla, como imagino haremos la inmensa mayoría de adultos que somos andaluces. Antes de la hora del recreo, se interrumpían las clases para que bajáramos todos al patio a disfrutar de una tostada de pan con aceite y azúcar (he de decir que después de esa época, nunca más he vuelto a comer pan con aceite y azúcar; yo soy más de echarle jamón, qué queréis que os diga). Quien estaba avispado, repetía colándose de nuevo y se ponía púo. Y tras zamparnos una, dos, o veintisiete tostadas (Santi ya está bien, que entre eso y tus 6 torrijas de merienda diarias mira cómo te estás poniendo), nos disponían a todos ordenadamente para cantar el himno de Andalucía. Ése que habla de la bandera blanca y verde que simboliza la paz y la esperanza. Lo que no recuerdo que nos contaran en el instituto era que esa bandera se llama «arbonaida». Un sustantivo que, como tantos otros de nuestra tierra, proviene del árabe andalusí. Según la información que he encontrado en internet, arbonaida proviene de «albulaida» que a su vez es un diminutivo de la palabra «balad», que significaría «mi tierra» o «mi país».

Arbonaida o, lo que es lo mismo, «mi patria chica». Los que me conocéis, sabéis que no soy una persona exageradamente patriótica. De pequeño decía que el mejor himno que podría tener cualquier país es la canción de «Imagine», de John Lennon, que justamente habla de la ausencia de países. Cuando me preguntaban por ese mismo entonces, me identificaba, de más a menos, como ciudadano del mundo, ciudadano europeo, español, y así. Hoy me sigo sintiendo todo eso, que nadie lo dude. Pero a medida que he crecido, poco a poco he ido volviéndome más patriota. Y en este caso, patriota de la arbonaida.

No duermo todas las noches debajo de una bandera verde y blanca que reza «Andaluces levantarse» por casualidad. Nunca he portado banderas y hasta hace poco, no había lucido en mi cuerpo ninguna, más que ocasionalmente para eventos deportivos. Sin embargo, desde no hace mucho visto orgulloso una pulsera de la bandera de Andalucía todos los días del año. No porque quiera enfrentar mi arbonaida contra otras comunidades (mi padre es gallego y yo amo Galicia, sin ir más lejos), sino porque amo mi tierra. La amo con sus cosas buenas, con sus cosas malas, y hasta con sus tópicos. De las buenas ya hay mucha canción y mucho anuncio reciente premiado de Cruzcampo o Andalucía para que sepáis a qué me refiero. De las malas…hoy mejor no hablaré, que no es el día. Y de los tópicos, sólo mencionaré unas pinceladas de algunos que muchos de mis compatriotas seguro que han escuchado, más cuando como yo se han ido a vivir fuera, y que me han hecho siempre mucha gracia.

Claro que no me gusta vivir para trabajar. ¿O es que alguien en su sano juicio disfruta deslomarse 8 o más horas al día en una oficina, en el campo, en el hospital, en la fábrica o donde sea, para poder vivir dignamente? Claro que me encanta contar chistes cuando me acuerdo. Porque hacer reír a otros, y más si lo necesitan, es de las cosas más bonitas que hay en este mundo. Claro que me encanta tocar las palmas a ritmo y cantar cuando alguien coge una guitarra. Porque el arte está para disfrutarlo, pero si se vive, mucho mejor. Claro que me gusta la siesta. Porque si nuestro organismo está hecho para que nos entre sueño de forma natural después de comer, ¿para qué negárselo? Claro que me gusta la fiesta, el jolgorio y cualquier Feria que se me ponga por delante. Porque al resto del planeta le gusta estar triste y aburrido todo el tiempo porque es mucho más sano para el alma, claro está.

Con todo esto me gustaría aclarar que no tengo la creencia de haber nacido en la mejor tierra del mundo…

Pero qué cojones digo. Claro que he nacido en la mejor tierra del mundo.

Feliz Día de Andalucía a tod@s.

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